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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

El cuarto y último volumen de la denominada Biblioteca del siglo XXI cierra la publicación en castellano de esta estimulante aventura creativa e intelectual que emprendió el autor de Solaris y Ciberíada.

La obra literaria de uno de los grandes maestros de la ciencia ficción, Stanislaw Lem, ofrece caminos y goces muy diversos a los lectores que se interesen por él. Especialmente conocido a raíz de las adaptaciones audiovisuales de su obra Solaris, el autor también escribió novelas realistas sobre su Polonia natal, historias policíacas, ficciones que mezclaban el espionaje, la carrera aeroespacial y el humor (¿triste?) kafkiano como Memorias encontradas en una bañera… Incluso firmó una especie de Los viajes de Gulliver: una serie de fantasías de ecos medievales, ubicadas en naves interestelares, que recopiló en el delicioso volumen Ciberíada.

Lem inventó mundos y vidas (algunas de ellas, artificiales), pero sobre todo nos habló del ser humano, de sus imperfecciones, de sus sesgos (como buscar la causalidad donde quizá solo hay casualidad), de sus incapacidades y de los tozudos intentos de superarlas que algunos de nosotros insistimos en perpetrar. Nos divirtió y estimuló con tramas delirantes donde podemos ver cruces de la tradición de Kafka y del fantástico grotesco mutados en el caldo de cultivo paranoide que fue la Guerra Fría. Y lo hizo rechazando la idea de que el humor y el entretenimiento estuviesen enfrentados con la reflexión en la literatura.

Lem pobló sus obras de astronautas y de magos del espacio, de extraterrestres, pero también trató del silencio del cosmos, del silencio de unos dioses que quizá no existen o quizá “guardan un silencio tenaz”, como expresaba irónicamente (y lanzando un dardo contra la literatura mística) en las páginas de Magnitud imaginaria. Y de la posibilidad de que, si alguna vez aparece un mensaje (sea en forma del inconcreto mensaje estelar de La voz del amo o del contacto con una civilización extraterrestre que se escenifica en Fiasco), no seamos capaces de comprenderlo.

Provocación, que se suma a la larga lista de obras lemianas que ha publicado la editorial Impedimenta. Es otra muestra de ese Lem que, ya consolidado como novelista de prestigio dentro de la ciencia ficción, dejó de entender la literatura y el ensayo como dos campos de juego apartados el uno del otro. El autor mezclaba ambos terrenos para transmitir ideas, para asombrar al lector y para ponerle a prueba. En este volumen, el escritor polaco cultiva una ensayística juguetonamente erudita donde la especulación científica, la filosofía y el análisis de la historia toman las riendas, sin descartar el componente imaginativo.

Los cuatro textos recogidos en Provocación suponen un abandono de la peripecia narrativa en favor de la aventura intelectual. Lem cultiva una literatura filosófica, especulativa, casi futurológica, que no desarrolla tramas concretas pero juega con la ficción y, en ocasiones, hace referencia a otras obras propias. Quizá algunos lectores echen de menos el retrato de personajes o la descripción de situaciones, pero Lem parece desafiarlos con sus relatos a vista de pájaro del pasado, el presente y el futuro de las sociedades, el planeta o el cosmos. ¿Por qué necesitamos inventar una trama, una historia anecdótica, si podemos hablar de la historia humana rebosante de horrores y maravillas, de las especulaciones más o menos fundamentadas sobre la genealogía del universo, los misterios de la física o los enigmas de la inteligencia artificial?