Una curiosidad insaciable por el mundo que le rodea domina su infancia y hace de la lectura y del dibujo sus primeras pasiones tempranas, pero su sensibilidad hacia la naturaleza es, si cabe, aún mayor. Bajo el lema «Todo lo que respira es interesante», Peskov, de madre campesina y padre operador logístico, se convertiría en el pionero del «periodismo ambiental» o «ecoperiodismo». Reportero gráfico y presentador del televisivo In the animal world, escribió también durante más de medio siglo en el diario ruso Komsomólskaia Pravda. Su vinculación y fuerte compromiso con los parajes naturales, su personalidad de viajero infatigable, así como la gran influencia que en él tuvo el escritor ruso Prishvin se muestran fielmente en su obra narrativa y periodística, tan diversa como variopinta; casi tan inesperada, en ocasiones, como su amistad con el primer hombre que viajó al espacio, Yuri Gagarin, al ser quien lo entrevistó a su regreso a la Tierra e informó al mundo de tan magno acontecimiento histórico. En 1960, Peskov publicó su primer libro de ensayos, Notas de un fotógrafo, libro al que siguieron los siguientes títulos: Steps on Dew (1963), obra que le granjeó el Premio Lenin de Literatura en 1964, tras haberle sido negado a Alexandr Solzhenitsyn ese mismo año; White Dreams (1965); End of the World (1967); The Roads of America (1973), en colaboración con Boris Strelnikov; Birds on Wires (1982), un texto sencillo, pero a la vez profundamente poético sobre ecología; y Los viejos creyentes (1994), libro que ahora publicamos en Impedimenta traducido del ruso. A lo largo de su vida, fue galardonado con el Premio del Presidente de la Federación Rusa y de manera póstuma, en 2013, con el Premio del Gobierno de la Federación de Rusia en el ámbito de los medios de comunicación. Terminó sus días la noche del 12 de agosto de 2013 a los ochenta y cuatro años de edad en Moscú, tras una larga enfermedad. A su muerte, deseó que sus cenizas se esparciesen por un campo cerca de su pueblo natal, al borde del bosque.
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