A propósito de la publicación en España de Sontag. Vida y obra (Anagrama), la jugosa biografía de Susan Sontag, se ha vuelto a hablar de lo que Janet Malcolm llama “la práctica impura de la biografía”. “Los biógrafos a menudo se cansan de sus sujetos,
con los que llegan a tener una familiaridad exagerada, grotesca”, cree la periodista y ensayista. Sobre ese tema hay todavía en las mesas de novedades una novela suculenta, El mundo según Mark (Impedimenta), de Penelope Lively, sobre un autor de biografías que se siente manipulado desde el más allá por su biografiado y que además se enamora de su nieta.
—Begoña Gómez Urzaiz, Cultura La Vanguardia.