De El fantasma de la Ópera existen muchas versiones, entre las que destacan varias películas clásicas (entre ellas la protagonizada por Lon Chaney Sr.) y el famoso musical de Andrew Lloyd Weber. Ahora Editorial Impedimenta nos sorprende con una maravilla adaptación al cómic.
En la Ópera Garnier del París del siglo XIX, los empleados afirman que el edificio está encantado por un enigmático fantasma que provoca muchos accidentes. Este misterioso personaje, de hecho, chantajea a los dos gerentes de la ópera para que le paguen 20.000 francos al mes y que le reserven una cabina privada para los conciertos. Mientras, la joven diva Christine Daeé llega al éxito más alto gracias a la intervención del fantasma, que, además de quitarle de en medio la competencia de otras sopranos, la guía en el arte del canto, en lo que ella cree que es su Ángel de la Música. Las cosas se complicarán cuando aparezca el amor de infancia de Daeé, el vizconde de Chagny, y el fantasma quiera terminar esa relación.
Del buen hacer de Christophe Gaultier ya sabíamos porque hace unos años SM publicó su versión de ‘Robinson Crusoe’. Es un autor en la línea de otros dibujantes galos como Christophe Blain (Isaac y los piratas, El reductor de velocidad), Blutch (La voluptuosidad, Peplum), o incluso un Joann Sfar (El gato del rabino, etc.) Como ellos, su trazo es sucio, algo caricaturesco, pero lleno de fuerza. También destaca tanto la expresividad de sus líneas como la fidelidad a la obra en cuanto al desarrollo narrativo. Sin duda, Gaultier tiene buena mano para adaptar textos literarios al noveno arte. Ahora, el autor galo vuelve a hacer gala de su buen hacer con esta adaptación de El fantasma de la Ópera, basada en la novela original de Gaston Leroux y que conocemos de sobra por las numerosas versiones que se han hecho de ella. Gaultier es fiel al marco de la obra original y retrata un París finisecular y decadente de finales, con especial atención a la pompa del teatro de ópera. Su obra es preciosista y exquisita, aunque también oscura. Mucha parte de responsabilidad en ello también es de Marie Galopin, colorista de excelentes dotes que utiliza una paleta de colores apagados que contrastan con el uso de los vivos.
La obra original se publicó en Francia en dos tomos en los que puede apreciarse cierta diferencia estilística. El primer volumen parece más cuidado, tanto en el dibujo como en el color; el segundo, aun conservando su calidad, en cambio, tiene un color algo menos destacable, que se apoya más en el raspado. El dibujo de Gaultier también se advierte algo más caricaturizado en la segunda parte.
Aun con ese pequeño handicap visual, la obra no tiene desperdicio, porque su ambiente decimonónico arrebata al lector: los fumaderos de opio, los asesinos asiáticos, los bailes de máscara, la elegancia de la ópera, los pasadizos secretos, y, sobre todo, el descensus ad inferos del protagonista en la parte final, cuando desde los sótanos de la ópera, el vizconde de Chagny se interna más y más profundamente en los dominios del Fantasma.
En resumen, El fantasma de la Ópera de Christophe Gaultier es una excelente adaptación vibrante de aventura, terror y ostentación estética. El amor irracional, el misterio, la fantasmagoría… La obra rezuma excelencia. Una maravilla.
Por Josep Oliver.
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