La novelista debutó con «Una chica es una cosa a medio hacer», una obra entre el «marketing» y la euforia crítica

Irlanda es tierra de raros geniales y de innovadores y de transgresores: Swift, Sterne, Wilde, Yeats, Joyce, Beckett, Flann O’Brien, Murdoch, Banville… Así, cuando en 2013 Eimear McBride (nacida en Liverpool en 1976 pero hija de padres irlandeses y viviendo en Irlanda desde los tres años) debutó con Una chica es un cosa a medio hacer, los apólogos del marketing literario y los histéricos adictos al nuevo sabor de la temporada echaron campanas al vuelo y detonaron fuegos artificiales. Inequívoco linaje irlandés y talante modernista y, además, escrita en seis meses y rechazada por todas las editoriales de renombre antes de ser aceptada, nueve años después, por la provinciana Galley Beggar Press. Y, entonces, reseñas extáticas y premios de…

—Rodrigo Fresán, ABC de Sevilla.