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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Las editoriales de literatura infantil han echado el resto en el último trimestre de 2020 y eso significa que Papá Noel y los Reyes Magos lo van a tener difícil para elegir, entre tanta cantidad y tanta calidad, los álbumes ilustrados con los que despertar la ilusión y el amor por los libros de los futuros lectores. Para facilitarles la tarea, en De Mamas & De papas hemos seleccionado 10 joyas para paladares exquisitos que serán un acierto seguro.

Qué absurdo (Impedimenta)

El espectacular y bellísimo catálogo de ilustrados de Editorial Impedimenta se está vistiendo con un traje gótico que le sienta genial. A Los Liszt, Mary, que escribió Frankenstein o Atticus, se suma ahora ¡Qué absurdo!, un álbum que no entiende de edades, uno de esos libros que lo mismo podemos leer a nuestros hijos que disfrutar en solitario por que permite múltiples niveles de lectura y reparar, en función de nuestra edad y nuestra capacidad de comprensión lectora, en unos u otros detalles de la biografía de Edward Gorey. Porque sí, este álbum es la biografía de un inclasificable escritor y artista norteamericano cuyo particular estilo (a medio camino entre lo siniestro, lo estrafalario y lo adorable) dejó una huella profunda en sus sucesores, como así han reconocido autores de la talla de Tim Burton o Lemony Snicket (‘Una serie de catastróficas desdichas’). Lori Mortensen ha sabido narrar con sencillez y muchas dosis de humor absurdo una vida que vale mucho la pena conocer, porque a su modo es una reivindicación de la imaginación, de la diferencia y del arte que, lejos de buscar la aceptación general, intenta incomodar y hacer pensar. Chloe Bristol, por su parte, ha hecho un trabajo maravilloso con las ilustraciones del que Gorey, estoy seguro, estaría orgulloso. Aunque muy posiblemente, teniendo en cuenta lo que narra Mortensen, si Edward Gorey viviese no se tomaría muy en serio esta biografía; como tampoco entendía que la gente se tomase en serio sus obras. ¡Qué absurdo! O, cómo diría Gorey: “sería el colmo de la locura”.

—Adrián Cordellat, El País.