A los diecisiete años, un inconsciente ávido de aventuras llamado Emil Schulz, y apodado Schlump, se alista voluntario para combatir en la Primera Guerra Mundial. Su intención no es otra que la de vivir las emociones y los peligros del campo de batalla, y también seducir a las jovencitas francesas que encuentre a su paso. Como bien afirma el narrador de esta anti-novela de formación, la juventud es por naturaleza derrochadora. Aunque el joven Schlump parece no temer a la muerte cuando decide alistarse, bien pronto descubrirá que salvar el pellejo es la principal ocupación del soldado que sueña con regresar algún día al hogar. Su peripecia se convierte, a medida que avanzamos en esta obra maestra desconocida, en una verdadera “novela de iniciación” (el aprendizaje supone aquí un inevitable descenso a los infiernos, aunque el irreductible Schlump trate de alejarse siempre del abismo) que combina con osadía el relato “picaresco” con la descarnada sátira antimilitarista avant la lettre. Schlump es un vigoroso retablo de cruentas crónicas de trinchera, divertidas escaramuzas sentimentales y anti-hazañas bélicas vistas por un ingenuo soldado raso, alejadas de la épica de novelones más canónicos como Tempestades de acero. No es de extrañar que bien pronto la obra fuera considerada –tal y como afirma el escritor y crítico Volker Weidermann, autor de la excelente introducción que acompaña esta bella edición– “antinacionalista, antiheroica, filantrópica, pacifista, pro-francesa, humanística, europea, humorística… y muy bien escrita”.
Durante mucho tiempo, el autor de Schlump fue un héroe anónimo de la literatura, tan ignorado como el propio soldado que protagoniza esta obra que ahora, con su buen gusto habitual, la editorial Impedimenta publica en España con todos los honores (recuperando además la bella portada de la edición original de Emil Preetorius, y las ilustraciones interiores de Otto Guth). Hans Herbert Grimm publicó esta novela antibelicista firmada con el sobrenombre de su protagonista, convencido de que lo más prudente era no desvelar su verdadera identidad. Ciertamente, este profesor de alemán y francés no deseaba ser conocido entre el gran público, pero sí quería que lo fuera su libro. La obra, no el autor, era al fin y al cabo aquí lo importante. Sin embargo, la apabullante presencia de la super-ventas Sin novedad en el frente de Erich Maria Remarque oscureció injustamente la popularidad esta obra que hoy merece la pena reivindicar como una de las piezas maestras de la literatura de la Gran Guerra. Quizá los miedos a firmar el libro de Grimm se basaran en la descripción nada heroica que hacía de la contienda, de los soldados alemanes y del propio káiser, pero bien pronto sus precauciones resultaron estar más que justificadas. Pocos años después, el libro ardía en la gran hoguera nazi de los libros considerados “anti-alemanes”. Tan solo un ejemplar sobrevivió escondido en el interior de una de las paredes de la casa del propio Grimm, quien padeció el miedo y la incomprensión de todos (tras la Segunda Guerra Mundial, las autoridades de Alemania Oriental no le permitieron seguir ejerciendo como docente).
Ochenta y cinco años después de su publicación, Schlump sería recuperado y reivindicado como una obra fundamental para comprender la exasperación y la locura del primero de los grandes conflictos bélicos que sacudieron el pasado siglo. El mismo autor confesaba, en una carta a un buen amigo, su deseo de que el libro encontrara algún día una nueva generación de lectores. Un deseo que por fin se ha hecho realidad.
Por Enric Ros