La serie se abrió con Virginia Woolf, retrato de la vida de la escritora a cargo de Michèle Gazier y Bernard Ciccolini, y cuenta también con álbumes tan notables como Thoreau. La vida sublime, de Maximilen Le Roy y A. Dan, Piscina Molitor. La vida swingde Boris Vian, de Christian Cailleaux y Hervé Bourhis, Vida y opiniones de Tristram Shandy, caballero, de Martin Rowson y Laurence Sterne, Huck Finn, de Olivia Vieweg, o el libro ilustrado El viaje de Shackleton, de William Grill. Son aún pocos títulos, pero componen ya una poética firme, basada en lo literario y atenta al creciente interés del lector de cómic por la biografía.
Además de los ya citados, la editorial madrileña ha publicado El fantasma de la Ópera, reunión en un solo volumen de los dos álbumes escritos y dibujados por Christophe Gaultier y coloreados por Marie Galopin. Se trata de la adaptación gráfica de la célebre obra de Gaston Leroux, lindo ejemplo de la literatura popular de comienzos del siglo XX y título adaptado a otros lenguajes como el teatro, el cine o la música en infinidad de ocasiones. El trabajo de Gaultier es atmosférico y muy expresivo, con su trazo grueso y sus formas grotescas, siempre al servicio de las emociones. Y la puesta en escena de Gaultier, más sólida al comienzo del álbum que en su mitad posterior, resulta muy reforzada por el impresionante color de Galopin, oscuro y lleno de matices, tan protagonista como el dibujo. A ambos extremos, se opone un storytelling clásico, limpio, que nos recuerda que El fantasma de la Ópera es, en última instancia, un folletín, un libro cuyo disfrute proviene precisamente de su argumento. El asesino enmascarado, los jóvenes enamorados, el misterioso sirviente y el propio teatro como personaje cambiante se dan cita en este bello álbum.