Avilés, Asturias.
Antes de empezar, ¿podrías presentar «Tienes que mirar» a los lectores españoles?
Este libro es especial porque es un texto de no-ficción, algo que se sale de lo que suelo escribir —ciencia ficción e infantil—. Se trata de una historia personal, autobiográfica sobre un embarazo interrumpido por una incompatibilidad del feto con la vida. Lo escribí como denuncia al sistema médico ruso. Como crítica. No buscaba la compasión. Busco que cualquier persona lea este libro y entienda que es un libro sobre la humanidad, la empatía y el respeto.
Tanto lectores, como periodistas, como nosotros mismos tenemos la misma pregunta: ¿Vas a seguir publicado novelas de no ficción o autobiografía?
La respuesta a esta pregunta es un no rotundo. Esto es algo que yo ya sabía durante el proceso de escritura de «Tienes que mirar», de hecho. Sabía que sería la única la primera novela de no ficción que escribiría y sabía que no volvería a escribir algo así en mi vida.
Me gusta escribir sobre cosas imaginarias, es algo que me gusta y me provoca placer. Cuando escribo sobre situaciones, historias imaginarias por supuesto de alguna manera a veces se trata de metáforas para hablar de la vida real, pero este libro es una representación muy, muy detallada de una situación real que me sucedió. Me lo tomé como un deber social, por decirlo de algún modo, pero no es algo que me haya provocado placer, con lo que haya disfrutado. Me sentía como una obligación, que era algo que tenía que hacer, pero solo una vez.
El fondo de «Tienes que mirar» tiene un papel reivindicativo / activista. ¿Te interesa seguir por esa línea? No solo como escritora de literatura, sino también en otros medios de comunicación o incluso como guionista.
A veces lo hago. Sobre todo en Facebook, porque creo que es un lugar idóneo para hablar de temas sociales. Es algo que considero importante, sobre todo en la sociedad rusa. Tengo 40 mil seguidores, así que de alguna manera me siento como en obligación de hacerlo. Cuando tienes a tanta gente leyendo lo que escribes, a veces necesitas expresar tu posición en temas sociales o políticos, pero no es algo que vaya a hacer de manera continuada.
En literatura solo lo he sentido una vez. Normalmente las redes sociales son suficientes para tratar algunos temas y eso es lo que hago.
«Tienes que mirar» despertó mucha polémica en Rusia. ¿Esperabas que fuese igual en otras partes del mundo? ¿Cómo te sientes con el gran recibimiento que ha tenido el libro en España?
No, no me lo esperaba. Pero tampoco esperaba el “mal” recibimiento que obtuve en Rusia y el debate que se abrió. Por supuesto, estoy muy agradecida a aquella gente que expresaba su opinión y debatía los temas que trato, porque es importante e inevitable cuando estás hablando de romper un tabú que lleva tantos años existiendo. Por supuesto la reacción iba a ser dura.
En España sí que me sorprendió el recibimiento que obtuve. Era algo que no esperaba para nada. Estoy profundamente agradecida y muy contenta con que a los lectores españoles les haya gustado y estén leyendo la obra.
Cuando estaba escribiendo el libro, pensaba que a nadie en el mundo le interesaría mi historia, la crítica al sistema social ruso… En Rusia y en España hay situaciones muy extrapoladas sobre el control que tiene la mujer sobre su propio cuerpo. En Rusia estás obligada a interrumpir el embarazo enseguida, y en España, sin embargo, es algo que se puede prolongar sin problema.
Hablas de la literatura como algo, en cierta forma, terapéutico. ¿Cuáles son las lecturas que más te han ayudado a lo largo de tu vida? ¿Cuáles han sido tus inspiraciones literarias, no solo en «Tienes que mirar», sino en tu obra general? ¿Qué autores/as admiras?
No creo que la literatura sea algo terapéutico para mí. Creo que un buen libro no tiene por qué hacerte sentir mejor, de hecho, a veces te hace sentir peor e incluso te hace sufrir. Es algo importante para desarrollar tu espíritu. Un buen libro tiene que cambiar algo dentro de ti, tiene que cambiar tu mente, tu imaginación y lo más importante: cambia algo en tu alma. Eso es lo que es importante para mí. Algo terapéutico es algo que te hace sentir mejor, es algo diferente.
Por otro lado, tengo muchos autores que me encantan. Esta pregunta siempre me confunde un poco porque no sé por dónde empezar o acabar y me abrumo. Me gustan mucho las historias cortas de Ray Bradbury. Es alguien que me ha influenciado mucho porque cuando era adolescente leía mucho su obra. También me gusta mucho Kazuo Ishiguro, especialmente su novela No me abandones, muy similar a lo que yo intenté hacer. Es una historia sobre la esperanza y la desesperación, sobre el destino, la vida, la muerte y la existencia de Dios, pero en el contexto de la ciencia ficción. Daniel Keyes es otro autor que admiro. La lista es interminable.
En el libro cuentas lo que te ocurrió como te ocurrió, incluso con los nombres reales de la gente que estuvo a tu alrededor. ¿Cómo fuese ese proceso? ¿En algún momento dudaste de escribir toda la verdad?
Dudé durante media hora. Quizás una hora. Pero no más. Quería que fuese toda la verdad. Esperaba incluso que algunos doctores me denunciasen o me llevasen a juicio por perjudicar su imagen, pero no fue así. Todo lo contrario, cuando fue publicado todos estaban de acuerdo en que ocurrió así. El problema no era si yo contaba la verdad o si mentía al respecto, el problema está en que esto ocurrió así y ellos no veían el problema. Decían «Sí, ¿y?»
Anna Starobinets, 15 de julio de 2021.