cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Las protagonistas de esta novela, dos jovencitas de trece y catorce años, se reencuentran en verano, en un pueblo de costa, y ahí deciden experimentar con su inocencia: llevan al límite su poder de seducción y moldean a su antojo las convenciones sociales. Caiga quien caiga. A costa de lo que sea. Harriet es la cabeza pensante, ella manda, ella cavila; y la otra, la obediente narradora, dice a todo que sí porque sólo quiere complacerla. Las une una amistad enfermiza y torcida: el lector sabe desde el principio que no acabarán bien. Os digo –y no os estropeo nada, porque ya lo adelanta en la sinopsis de la contraportada–, que estos dos personajes están inspirados en dos niñas que mataron a la madre de una de ellas porque no las dejó pasar una temporada juntas*. Esta historia, Lo que dijo Harriet, va por otros derroteros, porque el objetivo es el Zar, un hombre cincuentón y bobo al que intentan engatusar. Me han leído el pensamiento: es imposible no acordarse de Lolita, de Nabokov, esa gran obra maestra sobre las fronteras del deseo. Estas dos historias contemporáneas –ambas se escribieron con cinco años de diferencia– hablan sin tapujos de la maldad que se esconde en la inocencia, de las obsesiones incontrolables y de esas personas bendecidas con el talento de la manipulación. Y aunque tienen protagonistas con los que resulta difícil empatizar, no importa: la lectura se vuelve adictiva, va empapando al lector como una llovizna caliente. Fíjense, los críticos de la época dijeron que los personajes principales de Lo que dijo Harriet eran «repulsivos».

Beryl Bainbridge, considerada por The Times como una de los 50 escritores más influyentes desde 1945, se recrea en una prosa aguda y afilada, un latigazo en cada frase. Su estilo está a la altura de esta historia sutil y también demoledora, que además acaba por todo lo alto. El final es perfecto, tan efectista como una bofetada. Trabaja Beryl muy bien con los silencios. En esta novela lo dicho tiene tanto peso como lo que se calla, y esta parte muda es la que nos desestabiliza, la que nos aterra.

Tengan presente Lo que dijo Harriet. Y tengan presente también Lo que dice Daniel, que no es otra cosa que esta reseña. La novela que os traigo hoy merece la pena, por ahondar en las aguas turbias de la adolescencia, por su retrato de las manifestaciones del deseo y de las (fatales) consecuencias de la manipulación. Disfruten de esta historia adelantada a su época, absolutamente perturbadora y que se queda con el lector hasta mucho después de haberla leído. Si les apetece algo perverso y también dulce, algo capaz de arrinconarles, ésta es su novela. ¡Qué bien está envejeciendo Lo que dijo Harriet!

Daniel Blanco