Orliński traza Una vida que no es de este mundo la biografía del maestro de la ciencia ficción
El primer contacto que Wojciech Orliński tuvo con Stanislaw Lem fue en 1996, cuando el hoy periodista de Gazeta Wyborcza tenía 27 años y le ofrecieron entrevistar a su escritor preferido. Fue su bautismo en el periodismo cultural y el origen de la biografía que publicaría veinte años más tarde, fruto de un trabajo de investigación en fuentes inéditas y datos sobre el maestro de la ciencia ficción hasta entonces desconocidos.
En aquella época Lem ya había dejado de publicar esas novelas por las que se había con- vertido en un referente. Con el colapso del comunismo, el autor de Solaris o Vacío perfecto se dedicó a escribir informes y comentarios sobre la actualidad, como si fuera un viejo gruñón. No le gustaban la política, la economía ni la tecnología. Pensaba que el país estaba malgastando la libertad que habían recobrado. Sobre el progreso de las tecnologías, con la implantación de los ordenadores y la aparición de internet, siempre manifestó su desconfianza. Lem pensaba que cualquier cosa que el hombre inventara era susceptible de ser utilizado para hacer daño a sus semejantes. ¿Por qué no iba a ocurrir lo mismo con internet?
Orliński escribe: «Lem enumeraba todo lo que nos depararía la red de ordenadores: una nueva clase de delincuencia frente a la cual la policía y el derecho serían impotentes; nuevos métodos de ataque entre potencias, que permitirán paralizar las instalaciones computarizadas del país atacando de modo que no se pudiese detectar al agresor; y una estupidización general, porque en el mar de información que se generaría sería cada vez más difícil separar la paja del trigo».
No se consideraba a sí mismo un visionario exagerado, sino un realista, concluye Orliński en las últimas páginas de Lem. Una vida que no es de este mundo, la biografía con la que Impedimenta quiere celebrar el cien aniversario de un autor cuyos libros ha venido publicando en las últimas fechas con su habitual buen gusto.
Para llegar a esa conclusión, Orliński antes ha escrito más de 400 páginas que repasan la vida de Lem desde su infancia, en el seno de una familia de ascendencia judía que se salvó de las cámaras de gas, hasta esos últimos años en los que se apartó de la creación. Orliński reconstruye la vida de un autor que pese a que en libros como De entre los muertos contó mucho de sí mismo, escribió un libro autobiográfico y mantuvo una extensa correspondencia, sigue teniendo muchos misterios. «Encontré muchísimos», apunta el biógrafo. Detrás de ese escritor con dinero y fama había un hombre a menudo angustiado y atormentado. Este libro es un excelente retrato del coste de ser un creador radical en el socialismo soviético.
—Jaime G. Mora, ABC Cultural