Somos contadores de historias. Algunas, las convertimos en mentiras, otras en cuestiones de fe, otras no se disfrazan de nada y quedan para la posteridad como cuentos, invenciones y relatos. Arte. Me parece la más noble de las intenciones para dar salida a esa capacidad creativa que nos distingue desde, al menos, Altamira. «La enciclopedia de la Tierra Temprana» no es nada más que un cuento. Lo cual es mucho, cuando lo que se pretende es recuperar cierto gusto por ordenar la realidad y la historia y otorgarles el don del mito.
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