Hace apenas una semana Mircea Cartarescu (Bucarest, 1956) fue galardonado en la Feria del Libro de Leipzig con el premio para el Entendimiento Europeo. Y cada año se habla de él como firme candidato al Nobel de Literatura. Se sabía que Cartarescu es un poeta metido a novelista por sus gozosas novelas editadas en España -que ya son unas cuantas-. Aún estábamos esperando que llegase aquende los Pirineos su poesía, cuando acaba de aparecer en castellano -nuevamente de la mano del sello Impedimenta– El Levante, un gran poema que parece una novela y que confirma el talento del vate. Y es que El Levante es su primer libro de poemas -data del año 1987, con Rumanía todavía bajo la bota comunista del sátrapa Nicolae Ceausescu-, pero no es un poemario al uso sino que adopta la apariencia de una narración de aventuras, una epopeya de siete mil versos, desbordante de fantasía e imaginación que apela a las leyendas clásicas que alimentaron los sueños de la infancia y la adolescencia que esconden una crítica despiadada al dictador que amargaba por entonces aquellos días aciagos del escritor (por no hablar de que había arruinado su juventud) y sobre todo un canto a la libertad creadora, al libre albedrío individual, a la fabulación. Al margen de que hay un esfuerzo joyceano en la forma, el fascinante relato a lo Sherezade ?en pos de la evasión? recuerda un poco al arte fuera del tiempo que tan bien dominó el genial Álvaro Cunqueiro, a medio camino entre el sueño, la leyenda y lo real.
Por Héctor J. Porto