La caribeña Maryse Cóndé nos cuenta en su novela Yo, Tituba, la bruja negra de Salem. la vida y situación de Tituba, la esclava negra de Salem a la que se acusó de brujería por parte de su amo y familia en el siglo XVII. Su historia no está del todo aclarada y sigue habiendo lagunas debido a la época en la que ocurrió todo, por eso Condé decide ponerle voz a Tituba y reescribir su historia como se merece.
Una curandera de la isla de Barbados, Man Yaya, inició a Tituba en el camino de las artes ancestrales y sobrenaturales, pero Tituba acaba siendo en manos de un pastor. cuya idea fija era la problemática de Satán. que la acusa de haber embrujado a sus hijas y hace todo lo posible para que la encarcelen. La historia real acaba con Tituba olvidada entre las rejas de una prisión, pero a partir de ahí nuestra autora empieza a darle pinceladas para completar una vida injusta que merece ser recordada con su dureza e injusticia incluidas, aunque resulte desgarrador, conocer la vida de estas personas forma parte de avanzar por los que no pudieron. «Tituba y yo hemos vivido en estrecha intimidad durante un año. En el transcurso de nuestras interminables conversaciones me ha dicho cosas que no había confesado a nadie.» Gracias a estas conversaciones, Condé acaba aportando una perspectiva feminista y empática al relato de su vida, ya que también vive los efectos de sentirse excluida del mundo al que la gente te dice que no perteneces, pero es tan tuyo como de los demás.