cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Magia negra – «Yo, Tituba, la bruja negra de Salem», de Maryse Condé – El Correo

Al comienzo del escalofriante delirio puritano que conocemos como los juicios de Salem aparece una esclava llamada Tituba. Trabajaba en la casa del reverendo Samuel Parris y su figura queda algo eclipsada por el protagonismo de Sarah Good y Sarah Osborne, las dos mujeres que junto a ella fueron las primeras acusadas de brujería por los jueces. Ambas terminaron en la horca. Tituba en cambio confesó para evitar la tortura y reconoció haberse encontrado con el diablo en el bosque. En los documentos de los juicios se la describe como una «esclava india», pero con el tiempo su identidad fue transformándose en algo más oscuro y africano, añadiendo a su historia el prestigio maligno del vudú. En ‘El crisol’, su obra referencial sobre los juicios de Salem, Arthur Miller caracteriza a Tituba como originaria de Barbados y la presenta bailando desnuda en un ritual pagano. Desde entonces, la identidad de la esclava ha sido interpretada en términos raciales, resaltando las implicaciones de su negritud en la blanquísima sociedad de Nueva Inglaterra.

En 1986 Maryse Condé hizo su aportación a ese debate con esta novela que ahora recupera Impedimenta dentro de su biblioteca dedicada a la autora antillana. Lo hizo como suele, transformando su escritura en una especie de huracán. Esta vez es Tituba quien cuenta en primera persona su historia y señala a los blancos como devotos de la superstición y la violencia. Lo hace reconstruyendo su experiencia, que desde el mismo comienzo de la novela es dramática: «Abena, mi madre, fue violada por un marinero inglés en la cubierta del ‘Christ the King’ un día de 16**, mientras el navío zarpaba rumbo a Barbados. Yo fui fruto de aquella agresión. De aquel despreciable acto de odio».

Esa mezcla de energía y agravio marca el libro. La vida de Tituba es una sucesión de injusticias y una acumulación de dolor. Sin embargo, Maryse Condé supera las fronteras del folletín o la denuncia profundizando en la intimidad de la protagonista a través de la construcción, magnífica, de su voz. Además de una víctima, Tituba es una mujer orgullosa que tiene un contacto especial con la naturaleza y con su propio origen. La apuesta de Condé es a este respecto doblemente asertiva: la esclava sufrió la acusación delirante de ser una bruja y al mismo tiempo fue una bruja, aunque esto no tenga que ver con la adoración de un diablo que ella desconocía, sino con su propia naturaleza. Se lo dice la hija del reverendo Parris: «Eres negra, Tituba. Solo puedes hacer el mal». Esta novela es una poderosa reivindicación de la identidad. También un ajuste de cuentas poscolonial: la transformación en una gran protagonista de alguien a quien la historia condenó al papel de «mera figurante».

—Pablo Martínez Zarracina, El Correo