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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

La llama votiva de la generación de los «blue jeans» – «Poesía esencial», de Mircea Cărtărescu – El Correo

Los poemas de Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956) se convirtieron, en la Rumanía de los años ochenta, en el icono de una auténtica revolución poética. Un movimiento literario que fue antecedente y al mismo tiempo detonante, desde la Universidad, de aquel estallido social de la Europa del este que desembocó en la caída del Muro de Berlín. Sin abandonar en ningún momento el espíritu ético y estético de su poesía, en 1993 el escritor dio el salto a la narrativa, con su colección de cuentos ‘Nostalgia’, premiada por la Academia Rumana. Y enseguida comenzó una intensa carrera como novelista, que le llevó a escribir libros como Lulu (1994) o Las bellas extranjeras (2015), pero sobre todo la trilogía Cegador, publicada entre 1996 y 2007. Su novela Solenoide tuvo en 2015 una extraordinaria recepción en España, en la culminación de una carrera en la que Cărtărescu, traducido a más de veinte idiomas y candidato permanente al Nobel de Literatura, está considerado el escritor más relevante de su país.

Al contrario que los rumanos, sus lectores españoles, como los de buena parte del mundo, han ido siguiendo su obra al revés. Desde la fuerza y la originalidad de sus grandes textos narrativos, tan deslumbrantes, tan europeos en el amplio sentido de la palabra, hasta el ‘descubrimiento’ de una obra poética firmemente comprometida en su momento con el despertar literario de su país, después de largos años de aplastamiento en la rigidez política y artística de la órbita soviética. Publicada por Impedimenta en versión bilingüe, con traducción y edición de Marian Ochoa de Eribe y Eta Hrubaru, y selección del propio autor, la Poesía esencial de Mircea Cărtărescu nos permite ahora recordar, precisamente en un momento de tan amplia resonancia de la vieja guerra fría, la importancia que tuvo el escritor en el surgimiento de la conocida como generación de los ochenta, o de los blue jeans, en Rumanía, y cómo fue más tarde su camino.

Con excepción de los poemas de El Levante, publicados en castellano por esta misma editorial en 2015, en esta colección se incluyen textos aparecidos entre 1980 y 2010, bajo los títulos de Faros, escaparates, fotografías (1980), Poemas de amor (1980), Todo (1984), ‘Amor’ (1994) y Nada (2010). El rescate, sobre todo, del corpus principal de los poemas de su juventud, escritos «en un esfuerzo continuo, alucinatorio y agotador, que duró doce años», en una época en la vivió «sin descanso, solo en la poesía». Una «llama brillante» en la que los poetas de su grupo devoraban «pan con poesía», en un mundo de dolor, pero también de inconmensurable belleza. Porque en Rumanía, como en más de una ocasión ha contado Cărtărescu, el Mayo del 68 no cuajó en realidad hasta la revolución poética de los ochenta, con el descubrimiento y la reivindicación, en primer término, de la contracultura de los grandes poetas de la generación Beat: Kerouac o Ferlinghetti, pero sobre todo Allen Ginsberg.

La lectura de sus poemas se convirtió en el signo del movimiento social posterior

Mucho que ver con el deslumbramiento formal, pero también con la implicación personal en el vuelo y en el descenso a los infiernos, del ‘Aullido’ de Ginsberg, tiene el impresionante poema La caída, que abre el libro de Cărtărescu Faros, escaparates, fotografías, y que el poeta leyó en vivo en el Cenáculo de los Lunes (el Cenáculo de la Luna de su novela ‘Solenoide’) de la Universidad de Bucarest, en un momento de fundación generacional. «Quería hacer un texto posmoderno, pero en aquel entonces no conocía la palabra», dijo más tarde el escritor recordando aquel instante. Desde la invocación clásica, «Lira de oro, mueve tus alas/ hasta que acabe yo este canto./ esconde hondamente tu cabeza de caballo en el silencio», el larguísimo poema fluye, a lo largo de sus siete partes, por «remolinos de piedra entre circunvoluciones», que le llevan desde la contemplación aérea de aquel mundo caótico y delirante hasta el descenso terrible a los infiernos, con caída final en el barro de la sociedad humana.

Un acto iluminador

Cărtărescu se erigió a partir de aquel momento en el líder una generación que encontró en la poesía un arma cargada de futuro para su país. Y la lectura de sus poemas, en las calles como en los lugares más insospechados, se convirtió en el signo de todo el movimiento social posterior. La poesía como acto libertario, pero sobre todo iluminador: el espacio en el que la palabra confería a cada detalle, cada objeto, cada situación, cada conversación, un sentido intensamente poético. Poemas que se comentaban a sí mismos, como señalan las editoras, y que siguen teniendo la virtud de atrapar al lector (generacional o no), convirtiéndolo en el verdadero protagonista del texto. Versos de libertad absoluta, y sin embargo profundamente implicados con los ritmos, las cadencias y las resonancias de toda la poesía rumana anterior, renovada y actualizada para la ocasión.

Situados en el tiempo, los poemas de esta Poesía esencial de Cărtărescu constatan la obra en movimiento de un autor cuyos lectores también han evolucionado con él. Desde el fulgor de aquellos textos transformadores de los años de los blue jeans, hasta los mismos umbrales de este tiempo nuestro de descreimiento y de incertidumbre. Sin perder un ápice de su compromiso con la palabra y con la vida. «Occidente me ha bajado los humos./ he visto Nueva York y París, San Francisco y Frankfurt/ he estado donde no habría soñado jamás./ he vuelto aquí con un montón de fotos/ y la muerte en el alma./ creía significar algo y que mi vida significaba algo./ (…) ahora ya no creo en nada./ he servido para una estabilidad estúpida/ para un olvido profundo/ para una vagina solitaria./ vagaba por lugares que ya no existen./ ¡oh, mi mundo ya no existe!», escribe en su desgarrador poema Occidente, incluido en su libro Nada. La decepción, treinta años después. La caída de los sueños, de nuevo en tiempo presente. También en esto la poesía de Cărtărescu como un testimonio, como diría Kapuscinski, más digno de fe que una crónica periodística, que una novela o un documento histórico. Una lectura que hoy cobra perfiles extraordinarios.

—Carlos Aganzo, El Correo