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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Notodo: El libro por el que la mayoría de los lectores españoles conocimos a Mircea Cărtărescu fue Nostalgia. De repente, surgió ante nosotros un autor desconocido con un libro de relatos tremendamente imaginativo y postmoderno. La mayoría de las reseñas lo comparaban con las obras de Borges, Kafka o Cortázar. ¿Lo consideras acertado o tus influencias y lecturas son otras?
Mircea Cărtărescu: Borges sí, Kafka por supuesto, Cortázar sin duda. Y cientos más. Siempre he sido un ávido lector, además de muy agradecido. Cuando me preguntan quién es mi novelista o poeta favorito, nunca puedo dar una respuesta: hay demasiados. Y no sólo grandes nombres de la literatura universal, sino también grandes escritores rumanos. Es básico tener en quién fijarse. Y en quién no. Citando a Michel Butor, «un joven escritor es como un mono que aprende imitando». Tienes que descifrar los algoritmos de los escritores que te encantan para crear tu propio estilo. Nadie ha salido de la nada.
Desgraciadamente, mucha gente en Rumanía tiende a creer todo lo que ven en televisión

NTD: Algo que nos parecía en común con esos autores es que en esos relatos o en la novela Lulú (Travesti) es que partes de elementos reales, cotidianos, que, poco a poco, se transforma en otra cosa, en algo distinto, fantástico, inquietante. ¿Podríamos decir que lo que haces es buscar una realidad oculta bajo nuestra existencia cotidiana?
M.C.: En realidad no puedo hacer que la ficción y la realidad se diferencien. Los sueños y la vida real están en los dos lados de una cinta de Moebius: se trata de una sola cara continua. En mis historias no hay un punto en el que la fantasía salga al mundo real. No hay transición. En mi mente la realidad es fantástica y la ficción real. Mis obras principales describen un mundo interior con mitos y símbolos que llevo explorando desde siempre. Pero también con escenas del día a día.

NTD: Creo que una de las imágenes que se quedan clavadas en la mente del lector de El Levante es la del autor, Mircea Cărtărescu, por aquel entonces un profesor de instituto de Bucarest, recién casado, tratando de escribir al mismo tiempo que cuida de su hija, mientras que el régimen de Ceaușescu se estaba derrumbando? ¿Piensas que esas circunstancias personales e históricas le influyeron para escribir esa obra que recorre la historia de tu país, aunque sea de una forma delirante o surrealista?
M.C.: Por supuesto. El Levante es principalmente un esfuerzo lingüístico y cultural que sintetiza todas las facetas del idioma de Rumanía, el antiguo, los dialectos, el literario y dos siglos de poesía rumana. Pero también es una fantasía barroca y una declaración política. Para mí, la poesía y la libertad son el mismo concepto. Escribí esta epopeya para recuperar por medio de la poesía la libertad que nos habían quitado. Durante aquella época vivía en una dictadura y necesitaba reaccionar contra ella. El Levante fue percibido como un manifiesto contra la tiranía de Ceaușescu por aquella época, cuando leía capítulos en círculos literarios de estudiantes. Ni siquiera intenté publicarlo hasta la revolución de Rumanía en 1989, habría sido imposible e incluso peligroso.
La literatura debería ser tan mágica y poética como nuestros sueños, sin dejar de lado los problemas sociales, políticos y éticos

NTD: Un rasgo distinto de su obra es el humor. Los tres relatos que componen Las bellas extranjeras son desternillantes. En particular, el tercero, El viaje del hambre, donde el protagonista, un joven poeta, es invitado a un recital en una ciudad de provincias y se ve arrastrado a una especie de road movie infernal por un país gélido, cutre y pobre, me pareció que podía haberse ambientado, con unas circunstancias muy semejantes, en cualquier rincón de España durante la dictadura franquista. O el que da título al libro, que es una sátira bastante salvaje del mundillo literario. No sé si ese lado satírico de tu obra te ha llevado a algún problema en tu país.
M.C.: Me pasó con la tercera parte de mi trilogía Orbitor (Blinding), que es una sátira del régimen comunista en Rumanía y de la revolución rumana que nos robaron. La gente del Partido Comunista y la Securitate, que se habían convertido en prósperos capitalistas y apoderado de los periódicos y los canales de televisión, reaccionaron ante la vista de esto y orquestaron campañas contra mí y otros intelectuales rumanos, lo que culminó con la destrucción del instituto cultural rumano en 2012. Usaron calumnias y minimizaron mi obra en varios programas de televisión y periódicos a modo de venganza. Desgraciadamente mucha gente en Rumanía tiende a creer todo lo que ven en televisión…
Siento que no he cubierto ni siquiera una décima parte de mi mundo interior

NTD: Otro elemento muy característico es la presencia de elementos oníricos. En sus libros sus personajes tienen sueños muy complejos y desconcertantes. Algunos sueños empiezan con sueños o otros parecen transformarse en sueños ¿Son así los tuyos (aunque ya sabemos, porque lo confesaste en Por qué nos gustan las mujeres, que los mejores sueños que has narrado pertenecían a una novia de tu juventud)?
M.C.: Mi madre era una mujer sencilla del campo y soñaba muy a menudo, prácticamente todas las noches. Quizás lo heredé de ella. Pasé más de 40 años anotando todos los sueños que tuve durante cada noche. Algunos eran esenciales e inolvidables. Otros eran sólo argumentos largos e intrincados. Algunas de mis historias y poemas son de hecho sueños que recordé y anoté, como Kubla Khan de Coleridge. Creo que la literatura debería ser tan mágica y poética como nuestros sueños, sin dejar de lado los problemas sociales, políticos y éticos de nuestra época.

NTD: ¿Qué es lo que te sigue impulsando a escribir después de tantos libros, ensayos, poemas, cuentos y novelas?
M.C.: Una cierta incomodidad, un cierto desasosiego que siento cuando no escribo. Durante décadas, escribir se convirtió en algo tan natural como respirar para mí. Incluso ahora, que tengo casi sesenta años, siento que no he cubierto ni siquiera una décima parte de mi mundo interior. Pero creo que voy en la dirección correcta, y que aún tengo posibilidades de descubrir la última cámara, la zona prohibida de mi castillo interior.
El idioma es la imagen del mundo

NTD: Pronto tendremos la oportunidad de leer en castellano nuevos libros tuyos. Impedimenta va a publicar una antología de su poesía. Y sabemos que se está traduciendo, directamente del rumano, su obra más importante y ambiciosa, la trilogía novelística Orbitor. ¿Podría hablarnos brevemente de ella?
M.C.: Bueno, lo primero que tengo que hacer es elogiar a Enrique Redel y su magnífico trabajo en Impedimenta, quienes me publican en España. En gran parte debo mi buen nombre en España a su entusiasmo hacia mis libros. Orbitor es una novela muy ambiciosa, 1500 páginas de ficción escritas a lo largo de 14 años. Es una novela total que llegó a agotar el contenido de mi cráneo y se extiende hasta los límites del conocimiento humano. En cuanto a mis poemas, son mi primera experiencia en el campo de la literatura, y una de las mejores. Encontraréis a un joven y apasionado poeta para quien, como Wittgenstein dijo, el idioma es la imagen del mundo.

NTD: ¿Qué consejo le darías a un escritor joven, a un escritor que empieza su primera novela o su primer libro de relatos o de poemas?
M.C.: Ninguno. Un joven escritor de verdad no necesita consejos, sino modelos. Espero poder serlo para algunos.
Un joven escritor es como un mono que aprende imitando

NTD: ¿Tienes alguna manía u obsesión-literaria o no- que pueda confesar a nuestros lectores?
M.C.: Bueno, si quieres llamarlas obsesiones: una puerta cerrada, un bolígrafo y un cuaderno. Es todo lo que necesito. Escribo siempre a mano, sólo durante dos horas al día, por la mañana. Nunca reescribo o edito nada. Todos mis libros, incluidos los mayores, son un primer borrador, sin nada eliminado o añadido.

NTD: En Notodo.com somos muy fans de las recomendaciones de los escritores/músicos/cineastas/artistas que admiramos, así que, ¿nos puede recomendar algún disco que escuche habitualmente, un escritor contemporáneo o la última película que le haya gustado?
M.C.: Ésta es la pregunta más difícil. Os diré al menos lo último que leí y escuché: Vathek de William Beckford y una colección de canciones de Syd Barrett.

Por José Martínez Ros
Traducción de Irene Muñoz