Mi segundo libro de Lem después de la grandísima Solaris. A diferencia del clásico de la ciencia ficción, resulta más difícil clasificar qué tipo de novela es La investigación. Partimos de una serie de fenómenos inexplicables (misterio) que va a ser investigada por un equipo de curtidos policías (policíaca). Me falta por decir que esos hechos extraños consisten nada más y nada menos que en la movilidad y desaparición de cadáveres. Y, a partir de aquí, en este libro cabe un poco de todo. La reflexión filosófica, los demonios personales de los investigadores y varias explicaciones (algunas con influencias alienígenas incluidas) para los cadáveres andantes.
Probablemente el punto fuerte de esta novela sea la creación del ambiente de la investigación. El inicio resulta prometedor, pero el lector pronto se da cuenta de que, pese a la espectacularidad del inicio, los cadáveres paseantes son sólo una excusa para desarrollar temáticas más profundas. Entre estos temas (¿secundarios?) la diferencia entre realidad y ficción (o entre realidad y alucinación), los límites del conocimiento humano, el “jugar a ser dios” (claramente heredero de Frankestein) e incluso ciertas reflexiones matemáticas sobre el azar y la probabilidad.
Quien esté buscando aquí una novela de misterio / detectives al uso, que busque en otra parte. El autor se recrea en los largos desplazamientos en coche del detective protagonista, en trasladar al papel su conciencia atormentada (y muchas veces delirante), en desarrollar hipótesis que no llevan a ninguna parte y en mantener permanentemente despistado al lector, quien, pese a todo el flujo de conciencia del detective, pocas veces sabe qué es lo que planea o piensa el protagonista. Pese a esto, la novela tiene aciertos innegables, más en la línea de la novela filosófica que propios del género negro. Ejemplo:
“¿Y es esta la verdad? – No – contestó Sheppard con calma-, pero podría serlo. O, para ser exactos: la verdad puede ser esta.” (Cap. VII)
Spoiler:
El final es necesariamente abierto. Los policías, por su propia condición de “buscadores de la verdad” (modo platónico ON) no pueden aceptar que estos hechos sean inexplicables. Por lo tanto, buscan / inventan una verdad que les satisfaga y que permita cerrar la investigación. Según esta versión, se trata de un posible perturbado convenientemente fallecido. ¿Es esto lo que ha ocurrido realmente? ¿Se decide ignorar las otras opciones porque el mundo no está preparado para este tipo de revelaciones? ¿Que cuáles eran las otras opciones? A grandes rasgos, que todo fuera un experimento del extraño doctor Sciss (límites de la ciencia), que haya habido una intervención de algún ente “extraterrestre” (¿estamos solos?) o simplemente, que sea un acto inexplicable o un “milagro” (ejem ejem… algo así como “posibilidad de lo imposible”).
En conclusión, creo que disfrutarán esta novela más los fanáticos de la filosofía que los seguidores de la novela negra. Los estudiantes de psiquiatría más que los aprendices de CSI. Los que disfrutaron de True Detective más que los que se emocionaron con The Wire. Por cierto, esto me lleva a:
Para acompañar esta novela:
Desde el principio, ambientes, personajes y fondo filosófico/sobrenatural me recordaron poderosamente a cierta serie. Ya sabéis cuál. Qué buena excusa para volver a poner los créditos iniciales 😀 (No he leído nada de Nic Pizzolato, de ahí que no recomiende ningún libro).