Catalin Partenie borda esta novela que retrata la juventud de fi nales del comunismo, cuando el rock entraba en las vidas de todos los adolescentes
Corren los años ochenta en Rumanía, se acerca el fi n de Ceaucescu y dos jóvenes sueñan con formar parte de un grupo de rock y tocar uno la batería y otro la guitarra eléctrica. Junto a ellos está una camarera de veinte años que los cuida y les lleva comida, se llama Oksana y es uno de los personajes más hermosos de la literatura de los últimos años. En Rumanía las carencias alcanzaban a los alimentos básicos, la precariedad era el signo de la época en un país aislado que mantenía las normas del más rancio comunismo: un solo canal de televisión controlado por el Partido, incluir citas de Ceaucescu en cualquier trabajo académico y penas de cárcel para los que hicieran un chiste sobre el presidente. Aunque en realidad todo el territorio rumano era una prisión al estar rodeado por alambradas y guardias armados, porque muchos rumanos querían huir y para ello era necesario cruzar el Danubio helado en invierno.
Disparatado y real
El autor realiza una suerte de radiografía del comunismo en la que no faltan las situaciones más disparatadas pero reales, por ejemplo, construir un centro comercial, llenarlo de productos, transmitir por televisión la inauguración de dicho centro por parte de la pareja presidencial (Elena, la mujer de Ceaucescu, fue una estrecha colaboradora del dictador y se hacía llamar «madrecita») y llevarse todo en camiones al finalizar el acto, dejando al público asistente con sus bolsas tan vacías como sus estómagos. Catalin Partenie es filósofo y profesor universitario y, se nota, también un apasionado de la música. En su juventud fundó varias bandas de rock, de modo que sabe bastante bien de lo que habla, tanto cuando describe las dificultades de la vida cotidiana como cuando se centra en las de un puñado de jóvenes con aspiraciones musicales: la identificación entre Paul, el batería, y Partenie es evidente. Su libro está lleno de música: nombres de cantantes, de grupos y de aquellos sueños, como llegar a ser Frank Zappa y poseer una guitarra Fender Stratocaster para cantar, como él, «Absolutely free».
▲ Lo mejor
Es conmovedora, divertida, y habla del poder liberador de la música incluso bajo una tiranía
▼ Lo peor
Resulta muy difícil ponerle una pega, se trata de un libro cercano a la obra maestra
—Sagrario Fernández, 12 de junio de 2022