Gracias al Diccionario de Literatura para Esnobs (2006) de Fabrice Gaignault, editado por Impedimenta, aquellos que teman las reuniones sociales con intelectuales tienen una buena fuente de saber para no desentonar y convertirse en un perfecto esnob. Y en edición de lujo.
El Diccionario de Literatura para Esnobs convierte el arte de la semblanza y de la reseña en un pasatiempo exquisito. El texto está lleno de artistas, poetas, narradores, periodistas, revistas, ciudades, hoteles, vividores, suicidas, outsiders e incluso jerséis de cuello vuelto, a cada cual más interesante y minoritario. Fascinantes de por sí, los personajes que retrata Gaignault, coleccionista de autores malditos, tienen vidas asombrosas y muy entretenidas, el “no va más” del esnobismo. Y es que el Diccionario de Literatura para Esnobs de Gaignault es el sueño de cualquier lector cotilla ávido de chismes sobre Literatura.
Por ejemplo, a Marguerite Duras la despacha con un: “Hacendada (y escritora) francesa, famosa por haber alquilado durante varios años una mansarda al gran escritor español Enrique Vila-Matas.“(2), y de Marcel Proust no hay más que tres líneas que resumen su importancia en “El maestro de ceremonia anuncia a los invitados que han llegad y los que están por llegar, pero tiene la suma cortesía de no extenderse sobre sí mismo (1871-1922).” (3) Y así con decenas de entradas.
Divertida, maligna en muchas ocasiones, la prosa del redactor-jefe de cultura de la revista Marie Claire estimula y aguijonea con su escritura afilada, sin dejar de pretender ser ni más ni menos que lo que es: un divertimento, un capricho de lector que reúne en su propio canon aquellos bocados selectos que sólo puede compartir con quienes le entienden. Porque, aunque denostados por muchos (y, por qué no decirlo, por algún que otro esnob), los cánones no tienen por qué ser malos. Alguien tiene que dictar los gustos que la sociedad y, sobre todo, del medio intelectual. Si los amantes del mainstream tienen el canon de Harold Bloom, los esnobs tienen a Gaignault y su Diccionario de Literatura para Esnobs.
Mapa geográfico de la literatura más minoritaria, el juego de Gaignault estriba en el continuo coqueteo y la provocación al lector, que va estableciendo las conexiones internas entre los diversos autores y tendencias. El periodista y escritor francés recorre todo tipo de corrientes literarias y tiempos (no tanto espacios, ya que los escritores franceses ocupan la mayor parte del diccionario -¿será porque lo francés tiene mucho de esnob?-), pasando del Decadentismo a la Generación beat para plantarse en la Inglatera de principios de siglo XX del Círculo de Bloomsbury.
También incluye, para que no haya equivocaciones, un recordario de “Los diez libros más odiados por los esnobs”, una “Chuleta imprescindible para ahorrarse pifias monumentales” y “Las diez muertes (más o menos) esplendorosas plebiscitadas por los esnobs literarios”.
Se trata, en definitiva, de una edición exquisita ilustrada por Sara Morante, cuyos retratos de los esnobs más literarios enriquecen el texto y convierten la lectura del libro en un lujo. Como cualquier esnob que se precie hubiera exigido.
Por Ana Matellanes