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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Se hace inevitable acudir a referencias clásicas (Blade Runner, Un mundo feliz, Memorias encontradas en una bañera…) del subgénero de la ciencia-ficción que trata las distopías, las sociedades imaginadas que tienen resultados como poco inquietantes para la raza humana, si no para el planeta entero.

Sin embargo, Sinsonte tiene una deslumbrante propuesta, procedente (con mucha lógica, tras la lectura) de un profesor de Escritura Creativa en la Universidad de Ohio. Walter Tevis (1928-1986) notó la desidia de sus alumnos en cuanto a nivel de lectura e interés hacia ella, e imaginó una novela en la que los libros, la lectura y el alfabetismo han sido olvidados (y no en el sentido que propuso Ray Bradbury en Fahrenheit 451).

La Tierra es un planeta triste y sin expectativas para los poquísimos humanos que aún lo habitan. Los robots se han hecho cargo de una sociedad que arreglan, alimentan, controlan e, incluso, limpian, siempre al servicio de los humanos, que se han sumido en una vida sin futuro en la que ya no nacen niños y el suicidio está a la orden del día. La humanidad está condenada a desaparecer y Spofforh, el androide más perfecto nunca creado, lo sabe… y lo desea.

Claro que, como siempre sucede en las distopías, un humano ha aprendido a leer y descubre que otro futuro es posible junto a una mujer rebelde con la que, además, tendrá descendencia. Como una especie de Adán y Eva bíblicos, el aprendizaje a través de la lectura de libros antiquísimos da nuevas esperanzas de supervivencia… y de ganas de vivir. Una novela fantástica, mítica y muy aleccionadora.