La editorial Impedimenta publica ‘Una vida aceptable’, de Mavis Gallant, una de las grandes autoras canadienses
Su obra es menos conocida que la de la Alice Munro y Margaret Atwood; sin embargo, las dos escritoras canadienses más celebres de la historia se sienten deudoras de Mavis Gallant, cuya novela Una vida aceptable acaba de publicar la editorial Impedimenta. Nació en Montreal en 1922. Su padre, un vendedor de muebles, murió cuando ella tenía diez años. Aunque no supo de su fallecimiento hasta tiempo después, la idea de la desaparición repentina está presente en muchas de sus historias. Su madre volvió a casarse, se mudó a Nueva York, y la dejó al cargo de un tutor legal. “Yo lo aceptaba casi todo sin más. No recuerdo que nada fuera demasiado difícil, salvo que mi padre muriera y mi madre volviera a casarse y me abandonara. Me parecía muy difícil estar en este mundo sin un padre. No tenía a nadie en quien apoyarme. Mi único deseo era crecer y marcharme”, confesó en una entrevista a Jhumpa Lahiri. Pasó por diecisiete colegios hasta completar sus estudios. No tardó en encontrar trabajo como redactora en el Montreal Standard –los hombres estaban en la guerra–, mientras publicaba sus primeros relatos. Sobre el ejercicio del periodismo dijo al semanario Le Nouvel Observateur: “Me gustaba ese trabajo, pero no era la vida que quería. Quería escribir, escribir y escribir. Y hacerlo antes de los treinta. Porque los treinta entonces ¡me parecían los cincuenta!”.
A los veinte años, se casó con el músico John Gallant, de quien se divorciaría cinco años más tarde. En 1950, decidida a vivir de la literatura, viajó a Europa. Pasó una temporada en la triste España de posguerra, y después se estableció en París, donde pasaría el resto de su vida. Fue en septiembre de 1951 cuando The New Yorker publicó su primer relato de alcance internacional: Madeline’s birthday. Esa cabecera, que es una institución y que podía cambiar la suerte de cualquier escritor, siguió publicando sus cuentos, pero Gallant no fue consciente de ese éxito hasta que la propia revista le escribió por casualidad. Su agente le había estafado más de mil quinientos dólares en derechos de autor al asegurarle que sus relatos habían sido rechazados. El engaño, además, se produjo mientras la escritora pasaba serios apuros económicos, con lo que resultó aún más desleal. Por suerte, no se detuvo la relación entre Gallant y The New Yorker, donde llegó a publicar más de cien relatos a lo largo de su vida, toda una gesta que la situaba a la altura de escritores como John Cheever o John Updike. También firmó dos novelas, Agua verde, cielo verde y la anteriormente mencionada Una vida aceptable, que cuenta la historia de Shirley Perrigni, una joven canadiense que vive en París –¿les suena esto?–. La protagonista pierde un marido, pero encuentra muy pronto otro, y encuentra también la manera de liberarse de las ataduras a las que se creía condenada. La novela es divertida, mordaz y, al mismo tiempo, y a pesar de la distancia irónica, dramática.
En 1981, Gallant fue nombrada compañera de la Orden de Canadá por su contribución a la literatura; en 1989, la nombraron miembro honoraria extranjera de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras; el 8 de noviembre de 2006, recibió el Prix Athanase-David de parte del gobierno de su provincia natal, Quebec. Fue la primera autora en inglés en recibir este galardón en sus treinta y ocho años de existencia. Obtuvo muchos más reconocimientos a lo largo de sus 92 años de vida.
Mavis Gallant falleció en 2014, en París. Nunca dejó de escribir en inglés, el idioma de su imaginación.
—Txani Rodríguez, Revista Pérgola, julio de 2022