Fue Darwin el que dijo que no es la especie la más fuerte de las especies la que sobrevive, ni tampoco la más inteligente. Es aquella que mejor se adapta al cambio. Sucede algo parecido con los libros cuando, una vez abiertos, una vez leídos, uno sabe perfectamente que llegarán a un tiempo mucho más lejano que para el que han sido creados, que permanecerán de algún modo en la mente de los lectores, volviendo a visitarlo en ocasiones. Y es que hay momentos para todo tipo de lecturas. Animalium no puede considerarse una novela gráfica, pero aun así, la experiencia que suscita lo que encontramos en su interior es la de la lectura de la historia de las especies, con un trayecto por aquellos animales de los que todos partimos, y que aparecen aquí retratados con una perfección asombrosa. ¿Es, por tanto, un ensayo sobre el origen de las especies? No, no lo es, por lo que aquellos que se sientan tentados de alejarse de este libro por su temática, estarán cayendo en el tremendo error de un prejuicio tan absurdo como poco consistente, ya que la experiencia que nos facilita es, sobre todo, la del disfrute, me atrevería a decir que con mayúsculas, en una edición tan cuidada como sin ningún fallo, mientras recorremos con la vista el mundo animal que no deja de ser también nuestro mundo.
¿Qué es lo que nos hace acercarnos a un libro? Muchos de vosotros podríais responder a esta pregunta con «a mí lo que me interesa es un buen argumento» o «es un libro de mi escritor favorito» o simplemente «me hablaron muy bien de él, y me he decidido a comprarlo». Muchas son las razones que hacen que una obra nos acompañe a casa –y en la vida– por lo que las razones para que Animalium sea nuestro próximo libro pueden llevar desde las más puramente estéticas –«¿has visto esa portada? ¿tú la has visto?»– o por aquello que su contenido cuenta –«siempre me ha interesado el mundo de la naturaleza y su evolución». Os preguntaréis por qué hablo de esto ahora, pero lo hago por una cuestión: la razón por la que este libro aparece aquí es un híbrido entre las dos anteriores ya que, añadido a una información sobre las diferentes especies que existen en este planeta, se encuentra el apartado artístico, unos dibujos tan perfectos y tan al detalle que uno no puede ser capaz de encontrarles ningún defecto por mucho que lo intente. Por lo tanto, la nueva creación de la Editorial Impedimenta es, por resumirlo de alguna manera que todo el mundo pueda entenderme, un disfrute extremo al que es casi posible acercarse con cada uno de los sentidos puestos en marcha con cada una de las páginas que irán pasando mientras vamos leyendo el libro.
Invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos, se unen en Animalium para crear una guía sobre la naturaleza, pero también un compendio de ilustraciones que presentan cada uno de los detalles que hacen características a aquellas especies que, bien conocidas o desconocidas, conviven en un ecosistema con seres humanos. Podrá interpretarse como se quiera, pero pocas veces un libro – y menos en la coyuntura del sector editorial actual – puede convertirse en un elemento de estudio, por poner un ejemplo, de instituto, o simplemente en uno de esos momentos en los que la lectura se suma al ensayo para trasladarnos a un viaje por este particular museo. Una entrada para poder observar elementos que, alejados de las vitrinas que separan a público y obra, pueden casi tocarse, mientras nuestros ojos van fijándose en cada una de las imágenes, descubriendo, sobre todo descubriendo, en un recorrido por la génesis, presente y futuro de las especies como pocas veces he tenido el placer de observar.
Por Sergio Sancor