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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Elegí la vida por encima de la muerte para mí mismo y para mis amigos… Creo que está en nuestra naturaleza el deseo de explorar, de adentrarnos en lo desconocido. La única derrota verdadera sería la de no salir a explorar jamás», contaba el explorador irlandés Ernest Shackleton, que emprendió junto a su tripulación un arriesgado periplo para recorrer la Antártida.

Shackleton, que había formado parte del equipo del capitán Scott, vencido por Amundsen en la carrera por llegar al Polo Sur, se lanzó a la conquista del vasto y gélido territorio antártico. Le acompañaron 26 hombres y 69 perros que, en agosto de 1914, partieron de Plymouth a bordo del Endurance, rumbo a la Antártida. Comenzaba así la última expedición de la Edad Heroica de la exploración polar. Su meta era atravesar el continente helado de punta a punta, pasando por el Polo Sur. Sin embargo, ya en el mar de Weddell, el barco fue presa del hielo, que se extendía a lo largo de más de mil cien kilómetros,
y terminó hundiéndose.

La tripulación comenzó entonces una batalla por sobrevivir en aquel infierno congelado, en el que permaneció cautiva durante dos años, a la espera del rescate. Gracias a su coraje y fortaleza, y a la habilidad de su líder, todos consiguieron regresar con vida a casa, aunque los perros perecieron o fueron sacrificados. El ilustrador londinense William Grill ha retratado esta apasionante aventura en El viaje de Shackleton, un precioso álbum publicado por Impedimenta en 2014 que ya suma dos ediciones. A través de textos sencillos y de ilustraciones cuidadas al detalle, Grill traslada al lector a la Antártida y explica cómo se vivió la aventura, desde los preparativos, con la financiación y el reclutamiento de los hombres y canes que participaron, hasta los duros meses de aislamiento y el terrible camino que emprendieron para salvarse. Aunque la exploración había fracasado, su triunfo había sido otro, su resistencia, valor y la lucha encarnizada contra la muerte de la que salieron victoriosos.

Por L. E.