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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Solo patas de pollo hervidas – «El ala derecha», de Mircea Cărtărescu – La Razón

El escritor Mircesa Cărtărescu retrata su país justo cuando está apunto de desmoronarse a través de sus propias experiencias

«Era el año del Señor de 1989».Con esta referencia temporal inocente en apariencia comienza el escritor Mircea Cărtărescu el principio del fin: tras «El ala izquierda» y «El cuerpo», la trilogía «Cegador»se cierra con la novela «El ala derecha». El año citado es el dela Revolución en aquella Rumanía de Ceaucescu, el año en que el hambre, las ruinas y la miseria no pudieron soportar más las imágenes de ficticia felicidad que difundía invariablemente la única y estatal cadena de televisión, la que el dictador utilizaba para difundir sus larguísimos discursos.

Mientras soportaban largas colas para rellenar de gas las bombonas de butano o comprar patas de pollo crispadas como garras para comerlas hervidas, el matrimonio presidencial, «el Padre» y «la Madre», como querían ser llamados, llenaban las despensas de palacio con la misma rapidez y abundancia con que los agentes de la temible y omnipresente «Securitate» abarrotaban las cárceles.

Mircea, el protagonista, ya no es el niño que habíamos conocido en «El cuerpo», es un joven que asiste a escenas de crueldad intolerables, descritas con la misma precisión y rapidez con que tienen lugar y, al mismo tiempo, se refugia, o más exactamente se evade, en alucinaciones pobladas por imágenes de membranas que se rompen, laberintos habitados por gritos, esferas brillantes y ojos sin párpados que nacen en mitad de la frente. Todo un mundo de fantasías y desvaríos que Cărtărescu describe tomando como referencia las mariposas, a veces del tamaño de una persona, con los ojos divididos en millones de hexágonos, visiones «cegadoras» que duran un instante y que recuerdan, por la sutileza de sus descripciones, el pulso poético del autor.

Al igual que en las dos obras anteriores de la trilogía el desasosiego nos invade a veces durante la lectura, es un estado de ánimo que solo los mejores escritores logran llenar de matices, imágenes y reflexiones de tal belleza, algo así como un fructífero malestar que nos lleva a preguntarnos cuántos mundos puede encerrar un libro de Cărtărescu, hasta qué punto puede ser tan sutil como las alas de las mariposas y tan perdurable como el sonido de su aleteo.

▲ Lo mejor: Sumergirse en el retrato exacto y realista de una época de injusticia y sufrimiento

▼Lo peor: Poco o nada, porque es como una bella y dolorosa oración salpicada a veces de ironía

—Sagrario Fernández Prieto, La Razón, 25 de septiembre de 2022