►Cierra su trilogía «Cegador» con un volumen en el que recoge sus recuerdos de juventud y del terrible régimen de Ceaucescu
Mircea Cărtărescu publica «El ala derecha» (Impedimenta), última entrega de su trilogía «Cegador». Un lanzamiento que coincide, además, con la concesión hace unas pocas semanas del Premio FIL 2022. «Es un galardón universal. No veo la hora de ir a la Feria del Libro de Guadalajara para la ceremonia», precisa a este diario. En esta obra ambientada en 1989, el año de la caída del Muro de Berlín, el escritor evoca su juventud bajo el régimen de Ceaucescu y su catálogo de miserias, pobrezas y represión.
Hambre, frío, miedo…
Nada de eso fue lo más terrible, sino la sensación de vivir en una prisión, de estar obligado a vivir en un mundo tipo Kafka. Rumanía siempre ha sido un país extraño: tanto el dadaísmo como el teatro del absurdo fueron iniciados por escritores rumanos, como Tristan Tzara y Eugene Ionesco. Pero nunca hemos vivido en una época más grotesca que durante el llamado período comunista. Sí, las tres «efes»: «foame», «frig», «frica» («hambre», «frío», «miedo») eran difíciles de soportar, pero la falta de libertad enloquecía a la gente más que nada. La gente necesita libertad más que comida, esta fue la primera lección que aprendimos al vivir en esos tiempos.
Cuenta cómo los estudiantes gritaban libertad.
No soy de derechas, ni de izquierdas. Elijo los valores que me gustan y necesito tomando lo que creo que es bueno de los dos lados en una especie de zigzag que define mi posición en el campo político y social, la de un humanista liberal. Siempre he evitado los extremismos porque pueden conducir a tragedias violentas e irreversibles. No dañar ni humillar a ningún ser humano debe ser el principio rector en la vida de toda persona, y principalmente en la vida de los políticos que tienen el poder y se ven tentados a abusar de él.
En 1989 cayó el Muro de Berlín. ¿Lo estamos levantando?
El telón de acero cae hoy entre Rusia y Europa. No hay otra pared. Por supuesto, Hungría es una isla de autocracia en Europa del Este, y Polonia es demasiado conservadora para mi gusto. Sin embargo, ninguno de esos países quiere realmente abandonar la UE o la OTAN. Es muy poco probable que un país que una vez probó la democracia vuelva a caer en la tiranía si no es forzado a hacerlo por una potencia mayor, como sucedió después de la Segunda Guerra Mundial. Hay diferencias económicas, políticas y religiosas entre Occidente y Oriente, pero creo, y espero, que nadie quiera volver a construir el Muro de Berlín. Excepto la Rusia de Putin.
La Rusia de Putin…
Creo que los ucranianos ganaron la guerra el primer día de la invasión rusa, cuando decidieron resistir. Ganaron la guerra psicológica al principio, atrayendo la simpatía, la admiración y el agradecimiento de todo el mundo. Luego ganaron la guerra tecnológica al recibir armas de última generación de Occidente, y ahora están a punto de ganar la guerra real. En el campo de batalla. Una gran nación con un gran líder. Están a punto de producir un milagro comparable con la historia bíblica de David y Goliat. Detener a Rusia es ahora una necesidad crucial, porque Rusia, dirigida por un líder en la línea de Iván el Terrible y Stalin, no negociará con nadie y nunca mostrará civilización, moderación, respeto por las reglas y por la vida humana. Es un estado desviado que nunca debería haber existido en el siglo XXI. Los horribles crímenes de guerra en Bucha y en otros lugares lo muestran.
Habla de la vigilancia… ¿Cómo ve ahora las redes sociales, los logaritmos? ¿Es otra clase de vigilancia? ¿Está preocupado?
Sí, lo estoy. Es irrespirable. Hablo con mi esposa, en nuestra casa, sobre comprar una nevera nueva, por ejemplo, ¡y aparecen anuncios de frigoríficos en mi página de Facebook! No tengo tendencias paranoides, pero en estos días se nos escucha todo el tiempo y en todos los lugares. Esta es la nueva forma de vida «normal» sin intimidad y con una agresión terrible por parte de todo el que tiene algo que vendernos.
Le preocupa todo esto.
Estoy preocupado por este tipo de prisión, con paredes bien pintadas, pero que sigue siendo una prisión. Nunca puedes escapar para sentirte realmente libre. La locura de la publicidad está llenando el mundo y nuestras mentes de basura. Por no hablar de otros peligros de internet, el robo de identidades, el «phishing», los continuos discursos de odio, la erosión del sentimiento de realidad. Vivir en el «Multiverso» alterará este sentimiento de «vida real, mundo real» para siempre. Internet se suma a los múltiples peligros a los que debemos enfrentarnos en estos tiempos apocalípticos: el calentamiento global, la inteligencia artifi cial, el surgimiento de regímenes iliberales, las guerras estúpidas y absurdas, las amenazas biológicas, los meteoritos que no podemos detener. Y, sobre todo, la gente que cada vez está menos educada. Espero que podamos sobrevivir a todas esas amenazas y pasar al menos al próximo siglo. A veces lo dudo, para ser sincero.
Se ha olvidado mencionar la manipulación política.
Sobre todo, me preocupa la voluntad de la gente de ser manipulada. Cada vez más personas caen en las trampas de las teorías de la conspiración y las interpretaciones paranoicas de los hechos por su falta de educación y cultura. Las personas que no leen libros son las más manipulables porque recopilan datos falsos, ciencia falsa, interpretaciones falsas de internet. Los países iliberales tienen fábricas y laboratorios de desinformación esparciendo su veneno en los mundos liberales por medio de cuentas falsas y robots, librando guerras mixtas contra el mundo libre. Incluso nuestros políticos «democráticos» no se abstienen de mentir y manipular, aunque lo hacen en sistemas con más control democrático.
—Javier Ors, La Razón, 24 de septiembre de 2022