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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Reseña Enredo en Willow Gables – «Enredo en Willow Gables», De Philip Larkin – Sonograma

Enredo en Willow Gables trata sobre las vicisitudes de unas jóvenes que viven en el internado homónimo. El argumento es el siguiente: Mary, una interna, recibe un billete de cinco libras por su cumpleaños. El billete es requisado, puesto que en el centro no está permitida la posesión de más de dos libras por trimestre. Sin embargo, el dinero desaparece. Siendo Mary la principal sospechosa, es encerrada. Por consiguiente, se desatan una serie de enredos.
A ello se suman algunas críticas a los internados femeninos, más concretamente, a las jerarquías que se establecen en ellos y al poder que se otorga a las perfectas. Sirva como ejemplo el caso de Hillary, una joven sáfica que libera sus pulsiones mediante el chantaje a otras jóvenes. Hillary, pues, se encapricha de Mary. Estos dos personajes son completamente opuestos: la primera es voluminosa y voluptuosa —su símbolo son las galletas—; la segunda es atlética. Para descubrir la resolución de esta trama amorosa y sexual, y que resulta cuanto menos inquietante, es necesario leer la segunda nouvelle que incluye el volumen: Trimestre de Michaelmas en St. Bride, en que el lector acompaña a los mismos personajes en su experiencia universitaria.
Esta obra de Larkin, asociada con el concepto de divertimento, no es tan solo un agradable pasatiempo, sino también un juego literario. Así pues, está repleta de referencias intertextuales tanto explícitas como implícitas, estas últimas indicadas a menudo en las notas. Algunos de los autores que desfilan por las páginas —la mayoría de ellos ingleses— son: Shakespeare, Wordsworth, Austen, Rossetti, y, por supuesto, Edmund Crispin, amigo del autor.
En cuanto a esta edición —que es, ciertamente, deliciosa, basta con observar la portadilla, la portada interior y las notas tanto del editor James Booth como de la traductora— cabría destacar que además de las dos nouvelles incluye además una autobiografía ficticia, puesto que figura que el autor no es Larkin, sino Brunette Coleman, una mujer altísima y que viste muy elegante. Lo cierto es que la ficción acaba creando un juego metaliterario, especialmente en la segunda narración, pero también en la primera. Así pues, una de las internas de Willow Gables dice: “No pienso reírme nunca más de esas novelas de chicas acusadas falsamente ahora que he visto que son cosas que les suceden a personas reales”. Si a este hecho se le añaden las numerosas referencias, es posible concluir que se trata de una obra en que la literatura existe en dos planos.

—Núria Baños, Sonograma, 29 de septiembre de 2022