En ‘La particular memoria de Rosa Masur’, Vladimir Vertlib repasa el último siglo en Rusia a través de las vivencias de una familia judía
Con su hijo Kóstik y su nuera Frieda, Rosa Masur acaba de llegar a Alemania, donde hace ya un tiempo que reside su nieto Sasha. La Oficina de Bienestar Social les facilita un apartamento pequeño y un subsidio mensual. Pero Kóstik aún no parece feliz. Sueña con visitar la Costa Azul, de la que tanto les hablaba, allá en Leningrado (ahora San Petersburgo), su vecina Svetlana. Así que su madre toma una determinación: ganará el dinero para que su hijo pueda cumplir su sueño.
Es así como se embarca en un proyecto de memoria histórica que ha puesto en marcha la ciudad de Gigricht, que quiere celebrar su 750 aniversario dando voz a todas las minorías que residen en ella. Los judíos rusos llegados de “la extinta Unión Soviética” son una de ellas, porque el alcalde considera que sus biografías permiten “captar la tragedia, las vicisitudes y las esperanzas del siglo XX”. La protagonista tiene una anécdota que bien vale los 5.000 marcos por participar en el proyecto. Y comienza así a desgranarse La particular memoria de Rosa Masur (Impedimenta), una novela en la que Vladimir Vertlib (Leningrado, 1966) recorre los acontecimientos más importantes de la Rusia del siglo XX.
Porque la protagonista ha sido testigo excepcional del devenir de la Historia. Nacida en un pueblo en la frontera entre Polonia y Rusia, creció en el Leningrado de los años 20, en plena “fase de construcción del comunismo”. Obrera en una fábrica textil, y después traductora del alemán, sufrió el interminable asedio de la ciudad mientras criaba a sus dos hijos, y ha vivido el hambre, la brutalidad y las pérdidas de los avatares de la Historia. Pero su inteligencia no le teme a nadie, ni siquiera a Stalin.
Su experiencia es el claro ejemplo de lo que el alcalde busca con su libro, esto es, plasmar “las cumbres y las simas de la época, ilustradas con el ejemplo de la experiencia personal, donde lo universal se refleje en lo singular”.
A través de la vida de Rosa Masur, la novela se asoma a un siglo de historia de Rusia, desde la época de los zares a la revolución, la guerra civil, la era soviética y la lucha de clases. Y lo hace desde una perspectiva personal, reflexionando sobre las pérdidas de seres queridos, los recuerdos y la voluntad de enfrentarse a los reveses del destino.
Con este relato, que Impedimenta recupera en castellano con traducción de Richard Gross, Vladimir Vertlib obtuvo en 2001 el Premio Adelbert von Chamisso –que distingue obras escritas en alemán cuyo autor tenga como lengua vernácula otro idioma– y el Premio Anton Wildgans.
El propio autor ha vivido en sus propias carnes la migración. Nacido en Leningrado (ahora San Petersburgo) en 1966, emigró a Israel en 1971 con su familia, y ahora vive en Austria, y sus vivencias personales tienen una fuerte presencia en una obra en la que aborda la condición judía y la diáspora.
—Beatriz Rucabado, Pérgola, 2 de noviembre de 2022