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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

“Viento herido”, de Carlos Casares – Diario de Ferrol – 13 de noviembre de 2022

No es la primera vez que la prestigiosa editorial Impedimenta traduce al castellano clásicos de la moderna literatura gallega. Ya lo había hecho, por ejemplo, con el cenital Amor de Artur de Méndez Ferrín. Lo que sorprende, y agrada, es que ahora lo haga con un libro como Viento Herido (Vento ferido, 1967) el primero de la exitosa trayectoria de Carlos Casares. Un volumen de una docena de cuentos que si bien está lejos de obras mayores como “Ilustrísima”, “Xoguetes para un tempo prohibido”, “Deus sentado nun sillón azul” o la deliciosa “Os escuros soños de Clío”, sí contiene alguno de sus mejores relatos (“El juego de la guerra”) y no pocas de las características que, ya pulidas, harían del suyo un estilo inconfundible en la “nova narrativa galega”, aunque el propio autor no se sintiese cómodo en esa etiqueta salvo en el caso de obras como “Cambio en tres”. Monólogos interiores o juego de planos narrativos alimentan un modo de contar con el que los autores de la generación de Casares se identificaban con el modo de escritores internacionales de las anteriores décadas desde Faulkner a Pavese, de Rulfo a Robbe-Grillet. Y algo de esto ya está en “Viento herido”.

Miedo, violencia o angustia son algunas de las características que se han destacado en estos relatos iniciales del de Xinzo de Limia, tan breves como intensos, en los que Carlos Casares muestra un dominio de las claves del relato inquietante como Dieste o Fole, que en su caso y con los años irían evolucionando hacia lo maravilloso y el humor en la línea de Cunqueiro. Aquí nos encontramos una pulsión dramática para unos personajes rehenes de un tiempo y un lugar, la Galicia de posguerra, del cual no se les es permitido evadirse. Destacamos ya en las líneas anteriores el relato inicial del volumen, “El juego de la guerra”, un soberbio ejemplo de la capacidad de retroalimentación de la violencia. Con el mismo tema tenemos otros como “Cuando lleguen las lluvias”, “La capoeira” o ese “Como lobos” que nos sitúa en esa posguerra de paseados y venganzas que tanta tradición llenó historias y tertulias familiares del país. Además del desgarro de la guerra y su violenta traducción social, Casares ahonda en temas como el paso del tiempo, “Larga espera al sol”, el fatum de “La tronada” o la psicología compleja de personajes de aldea como el inquietante relato “Judas”. Junto a ellos, cuentos donde vemos el envés triste de algo hermoso: “El otro verano” o la esperanza amorosa imposible tan breve e intensamente plasmada en narraciones como “La muchacha del circo” y “Aparecerá por la esquina”.

Relatos que conmueven y que reflejan el momento personal y vital de aquella generación que como la de Casares creció a finales del franquismo y reflejó con habilidad y psicología una realidad que alternaba lo que se podía contar con la metáfora que tanta carga de verdad contenía como se pudo ver después, ya con libertad y sin filtros metafóricos. Mucho de esto hay en estos relatos iniciales de ese soberbio narrador que fue Carlos Casares.

En cuanto esta edición de Viento herido, sería redundante hablar de la gracia y el primor que han hecho célebre a Impedimenta, desde la hermosa portada hasta la traducción al castellano de Cristina Sánchez-Andrade, que elabora un posfacio para lectores de fuera del ámbito de Galicia. Brilla así este libro que para mayor estímulo recupera los dibujos originales del gran Xulio Maside.

—N. Vidal, Diario de Ferrol, 13 de noviembre de 2022