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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

La ciudad donde las personas siempre están solas – ABC Cultural – 14 de mayo de 2022

Me gustan mucho las novelas de Dubravka Ugrešiç. La verdad es que nada hay tan raro en el mundo como un buen novelista que cuenta historias que nos interesan, alguien cuyos libros podemos recomendar a los amigos cuando nos dicen: «oye, tú que lees tanto…» Creo que el libro suyo que más me gusta es ‘Baba Yagá puso un huevo’ que es, de los suyos que he leído, el más imaginativo y el más cómico. El tema, el gran tema de Dubravka Ugrešiç es el exilio. Quizá este sea el gran tema de la literatura europea moderna, y estoy pensando en ese magnífico ensayo de Mercedes Monmany, ‘Sin tiempo para el adiós’, que es una biblia de la literatura del exilio del siglo XX y también una Historia de la Literatura del siglo XX. Durante la Guerra de los Balcanes y después, Dubravka se posicionó en contra de los nacionalismos, tanto del serbio como del croata, fue víctima de una persecución mediática y decidió abandonar su patria.

Reflexión

La otra característica de sus obras es la mezcla de géneros. Las novelas de Dubravka no son nunca novelas al uso, y a menudo no parecen novelas en absoluto. Hay una parte de ficción. Hay una parte que es, o parece ser, autobiográfica. Y hay también lugar para la reflexión y el ensayo, a veces ensayos de pleno derecho. Y lo más importante: el encanto de su forma de escribir. Leer a Dubravka siempre es un placer. ‘El Museo de la Rendición Incondicional’, cuyo título procede de uno de los innumerables museos de Berlín, es una maravilla más dentro de una carrera literaria llena de maravillas.

Como casi todos los libros de Dubravka es, entre muchas otras cosas, una reunión de vidas, sobre todo de mujeres. La curiosidad de la autora, su capacidad de comprender a sus semejantes e interesarse por sus circunstancias vitales y transmitirnos esa curiosidad y ese interés son asombrosos. Son los nuevos conocidos del exiliado, como ese grupo de estudiantes indias con las que la autora se ve obligada a vivir en la residencia universitaria. Y el recuerdo, la nostalgia del país perdido, que es la juventud y la infancia: el recuerdo de la madre, la relación con la madre, las tías, como la tía Bina, muy hábil para coger carreras de las medias, un arte ya perdido, que se suicidó tirándose a un pozo. Hay diarios y algo así como colecciones de viñetas o relatos que alternan con una descripción de la ciudad de Berlín en capítulos numerados.

Vemos en estos la ciudad en todos sus detalles, sus asombros, sus curiosidades, sus misterios. Es el Berlín de Dubravka, lleno de plantas en las ventanas, lleno de relojes, lleno de personas que siempre están solas, que siempre llegan tarde y que duermen muchísimo. Un tema de este libro que trata del exilio y de la memoria son, precisamente, los álbumes. De fotos, de cromos de actores, de recortes. Las autobiografías. Las fotografías. Las cartas. Las obras de distintos artistas que tienen como tema los recuerdos, los deshechos, la basura. Y una frase: «la limpieza es un sustituto de la abundancia».

—Andrés Ibáñez, ABC Cultural, 14 de mayo de 2022