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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Autores revelando Japón – Catalunya Plural – 2 de diciembre de 2022

Coinciden en las librerías dos obras donde los autores nos muestran su visión de Japón: Kokoro, el sonido oculto de las cosas, de Igort, y La joven y el mar, de Catherine Meurisse

El fenómeno del manga y del anime se manifiesta hoy en día hasta unos extremos inimaginables para muchos que no se acaban de creer lo que está sucediendo, eso sí es que somos capaces de darnos cuenta de lo que realmente está sucediendo. Y es que podríamos hablar de una verdadera invasión silenciosa, pacífica en este caso, que va más allá de la territorial o de la industrial propiamente dicha, una invasión cultural que conlleva una gran influencia en los valores y costumbres de nuestra sociedad y, entre otras cosas, tiene un impacto evidente en la denominada economía del ocio.

Pero no hay que preocuparse. Los agoreros que predecían grandes males y desdichas por los efectos que podían provocar en los jóvenes lectores y espectadores, con el tiempo no ha hecho más que afianzar el ridículo que se vislumbraba nada más percibir el carácter rancio de las opiniones y de los opinantes. Lo que sí ha aumentado con el tiempo es la admiración por el pueblo japonés, por su cultura y, como no, por el país. Y los autores de cómic no son ajenos a esa fascinación.

A pocas semanas de la celebración de la 28ª edición del salón Manga Barcelona del 8 al 12 de diciembre de 2022, en la que estrena nueva ubicación en el recinto de Fira Barcelona Gran Via, donde espera superar su propio récord de más de 150.000 visitantes, coinciden en las librerías dos novedades con ciertas similitudes: la visión de dos autores sobre Japón después de vivir un tiempo en el país. En concreto, nos referimos a las obras Kokoro, el sonido oculto de las cosas (Kokoro, il suono nascosto delle cose, 2019, edición en castellano en 2022, traducido por Regina López Muñoz), de Igort, publicado por el sello Salamandra Graphics del Grupo Editorial Penguin Random House, y La joven y el mar (La jeune femme et la mer, 2021), de Catherine Meurisse, publicado en catalán por la Editorial Finestres (con traducción de Carlos Mayor) y en castellano por la Editorial Impedimenta (con traducción de Rubén Martín Giráldez), las dos ediciones publicadas en noviembre de 2022 (con color de Isabelle Merlet).

Meurisse nos vuelve a entusiasmar, animar e inspirar con su nueva obra, La joven y el mar, que es uno de los resultados de la beca de residencia en la Villa Kujoyama, en 2018, con el apoyo de la Fundación Bettencourt Schueller y el Institut Français. La autora francesa vivió varios meses en Japón en otoño de 2019 con el objetivo, como ella misma reconoce en la obra, de «pintar la naturaleza». Esa perenne necesidad de búsqueda abstracta, casi filosófica, sobre el arte en general y la belleza y la naturaleza en particular, ya la habíamos podido admirar en trabajos anteriores como La Comedia Literaria, La levedad, Los grandes espacios o El puente de las artes, todas ellas publicadas por Impedimenta en castellano.

Todas estas obras las realizó cuando decidió reinventarse al decidir dejar su trabajo en la revista Charlie Hebdo. Y las realizó como parte del proceso de rehabilitación después del trauma sufrido. Catherine Meurisse se durmió el fatídico 7 de enero de 2015, el día del atentado terrorista en la redacción de la revista (no le sonó el despertador después de una noche nefasta en la que le dejó su pareja), y perdió el bus, todo ello con el retraso suficiente para llegar a la reunión de los miércoles de toda la redacción cuando justo se estaba produciendo el ataque. Una redacción en la que llevaba una década trabajando.

La noia i el mar, de Catherine Meurisse

En La joven y el mar se aprecia la relajación que supone el paso del tiempo y la lejanía con la cotidianidad del día a día en su hogar francés. Está en otra ciudad, en otro país y está en el mejor sitio que puede estar si quiere pintar la naturaleza. Como curiosidad, hay que destacar que en un segundo viaje que realizó a la isla de Iki coincidió con el tifón Hagibis, uno de los más potentes y devastadores de aquel año en el mundo, considerado el peor tifón que golpeaba Japón en las últimas seis décadas. La presencia del tifón se percibe en el relato como algo trágico que está a punto de suceder y del que se podrá ver la destrucción que deja a su paso, acompañado por la sensación de vivir en un ciclo de vida al contemplar la resignación de un pueblo que debe de reconstruirse una y otra vez a voluntad de esa naturaleza también inhóspita que ella busca pintar.

Y es que la belleza no solo la admiramos por el paisaje, las flores o las vistas. También por el respeto y atención que nos suponen las manifestaciones de la naturaleza en todo su esplendor, en toda su potencia y devastación, dibujada por la autora en algo tan sutil como la ceniza expulsada por el volcán, que vemos a lo lejos en las viñetas flameando, o los dibujos menos sutiles, con los destrozos provocados por el mar y el viento. Incluso se asombra al descubrir como los nativos están acostumbrados a las protecciones artificiales de hormigón añadidas en la ladera de la montaña para evitar desprendimientos. Sorprende a la autora (y a los lectores), cómo un pintor local las oculta cuando retrata dicha montaña en su lienzo, como si no estuvieran allí delante suyo.

La joven y el mar, de Catherine Meurisse

La obra está protagonizada por ella misma, con un estilo alegórico, en un viaje creativo que no hará sola. Le acompañará en el trayecto un personaje ficticio que, a su vez, busca «poder pintar una mujer, la expresión de una mujer». Dicho personaje aportará una vis cómica, y le servirá de contrapunto y de espejo de su propio proceso creativo y de su búsqueda de inspiración. Este personaje está libremente inspirado en el protagonista de la novela Almohada de hierba (1906) del escritor japonés Natsume Soseki (1867-1916). En la novela, un pintor/poeta se esfuerza por percibir la naturaleza tal cual es, pero que se demora en su representación por temor a que sus prejuicios preconcebidos la deformen, con la sensación de que la belleza se te escapa cuando la intentas apresar… Lo que nos recuerda enormemente a los trabajos anteriores de la autora francesa.

Meurisse escribió el guion y dibujó las páginas durante la primera época del confinamiento en la primavera de 2020. En cierta manera, La joven y el mar es también una reflexión sobre la condición humana ante la naturaleza, y de como esta se revuelve cuando intentamos colonizar las zonas más inhóspitas y salvajes. Con su estilo peculiar, Catherine Meurisse reivindica en su obra la necesidad imperiosa de cuidar y respetar la naturaleza.

—Jordi Ojeda, Catalunya Plural, 2 de diciembre de 2022