Impedimenta por una obra de Penelope Fitzgerald, La puerta de los ángeles (1990), tras la buen acogida de los libros de esta autora inglesa publicados en los último cuatro años por esta editorial –Inocencia, El inicio de la primavera y La flor azul.
La puerta de los ángeles describe la historia de un físico teórico, Fred Fairly, cuya vida gira en torno a sus clases como profesor de ciencias en cambridge y el respeto a las normas que su lugar de residencia le exige, el college st. Angelicus. Esta residencia se caracteriza por prohibir el paso a las mujeres -las féminas no han atravesado sus muros desde hace más de 500 años- y también contraer matrimonio a sus inquilinos. Además, esta institución cuenta con una puerta, que da título a este trabajo literario, una puerta cargada de un simbolismo que insospechadamente se viene abajo.
Sin embargo, su apacible existencia se ve trastocada con la aparición en escena de la señorita Daisy Saunders, una chica huérfana, de clase baja, acostumbrada a la dureza de su situación cuyas aspiraciones a enfermera se ven bruscamente frustradas y cuyo comportamiento, a veces errático, le desarma.
El destino se conjura para que ambos se vean implicados en un accidente de bicicleta, como resultado de este contratiempo despiertan juntos en una cama, ese será el origen de una historia de amor casual e imprevista entre dos personas de niveles sociales totalmente distantes. este encuentro fortuito supondrá una absoluta revolución para la mente racional del profesor fairly, cuyo comportamiento a partir de ese momento obedecerá exclusivamente a encontrar a la desconocida mujer que chocó con él y conquistarla.
Pese al mayor o menor interés que puede despertar este argumente, esta narración se enriquece con las tramas secundarias que la acompañan y que abordan cuestiones como: la pérdida de la fe para un científico, la causa sufragista – muy de moda a principios del siglo XX la búsqueda despiadada de los titulares por parte de los medios impresos de la época, o los debates en las sociedades científicas en universidad de primer nivel académico; a lo que se suma la aparición de diversos y pintorescos personajes que protagonizan estos asuntos. Todo ello dota a este libro, que cuenta con una aparente sencillez, de una gran complejidad, una circunstancia a la que se suma el hecho de que no responde a una estructura clásica, se sitúa lejos de la linealidad. Un puzle literario ambientado en la Inglaterra de 1912 que la escritora Penelope Fitzgerald se encarga de encajar a la perfección, aderezado por unos protagonistas revestidos de cierto punto divertido e satírico.
Ángela Belmar Talón.