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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

La joven y el mar, de Catherine Meurisse – Zona Negativa – 23 de noviembre de 2022

La incansable búsqueda de la belleza de Catherine Meurisse

Independientemente de si es producido en USA, Europa o Japón el cómic más mainstream es cada vez más impersonal y construido en base a supuestas fórmulas que garantizan el éxito y las ventas. Aunque en ocasiones estas condiciones de creación en las que la libertad creativa está mucho más constreñida consiguen que se creen obras destacadas el resultado más habitual son obras planas que no dejan poso en el lector y se olvidan rápidamente tras su lectura. Por suerte, en el medio cada vez es más posible acceder a otras obras en las que los autores tienen una total libertad para regalarnos obras que salen directamente de sus corazones, algo que tampoco es una garantía absoluta de calidad, pero si son trabajos personales, libres y con alma propia. Para que todo eso se convierta en una obra perdurable entra en juego el talento y la originalidad del planteamiento de cada obra, dos cualidades que encontramos por toneladas en los últimos trabajos, La levedad (Impedimenta) y Los grandes espacios (Impedimenta), de Catherine Meurisse (Niort, 1980) y que también encontramos en su nuevo trabajo La joven y el mar que lleva unos pocos días en las librerías de nuestro país y que es una nueva muesca en una carrera marcada por la calidad y cómics que nos recuerdan lo importante que son tanto la belleza como el arte en nuestras vidas. 

La joven y el mar nos cuenta una historia que toma como base la novela Almohada de hierba que SŌSEKI Natsume escribió en 1906 en la que un pintor viaja en busca de la belleza y la poesía en la naturaleza de Japón. Esa búsqueda de la belleza en una de las grandes constantes de la obra de la autora que también se basa en las experiencias que vivió en su estancia en Villa Kujoyama, una residencia para artistas en Kioto a la que acudió en busca de inspiración para seguir dibujando, para este nuevo trabajo. Tomando elementos de la novela como el pintor aficionado a los haikus que conoce en su estancia que es muy similar al protagonista de la novela de SŌSEKI al igual que sucede con Nami, la misteriosa mujer que conocen en un hotel al que les llevan sus vagabundeos por la naturaleza, y de su estancia en Japón construye una historia que reflexiona sobre la vida, el arte, la belleza y la creación. La tercera pata sobre la que se sustenta La joven y el mar es la imparable fuerza de naturaleza, capaz de crear los paisajes más bellos que Meurisse retrata magistralmente durante las páginas de la obra, pero también de destruirlos como sucedió poco después de que la autora francesa abandonara la región de Kanto que fue arrasada por el tifón Hagibis en 2019. El desastre sucedió mientras estaba escribiendo el guion, lo que le hizo modificarlo para introducir el tema de doble cara de la naturaleza como creadora y destructora. 

Un relato pausado e introspectivo en el que a través de las conversaciones entre Meurisse y el pintor vemos las diferentes maneras de entender el mundo entre los japones y europeos lo que provoca varios choques culturales, pero también podemos observar la manera en que conviven el Japón más tradicional con el más moderno. Un complicado juego de equilibrios que da pie a muchas contradicciones. Esa visión de Japón desde la óptica de un occidental la hemos podido ver recientemente en obras como en los dos volúmenes de Cuadernos japoneses (Salamandra Graphic) y Kokoro (Salamandra Graphic) ambas del italiano Igort o El diario de Italia (Impedimenta) de David B., una obra que, pese al engaño al que incite su título, tiene una parte que transcurre en Osaka. Al igual que esas obras, gracias a las diversas referencias que pueblan las páginas del cómic de la francesa podemos ver la enorme fascinación y pasión que el arte japonés le despierta, una pasión que sabe transmitir al lector. Pero la obra no solo se queda en el arte, también nos ofrece una visión de su mitología y creencias religiosas, de manera que nos acompaña por un recorrido por toda su cultura y manera de entender su presencia en el mundo.  

Pese a la seriedad e importancia de los temas que trata la obra, Meurisse siempre deja espacio para su particular sentido del humor en el que se dan citas los chistes más gamberros, mordaces e irreverentes con otros mucho más sutiles y repletos de ironía. Algo que dota de una frescura a la obra que nos recuerda que nada es tan serio e importante como para no poder hacer chistes y que el humor es parte esencial de la vida y el arte. Ya que si algo caracteriza los cómics de la francesa es la humanidad y el amor por la vida que rebosan todos ellos.  

Como es habitual en sus obras, Meurisse dibuja a los personajes principales con un estilo caricaturesco que los dota de expresividad y movimiento. Pero de la misma manera que sucedía en Los grandes espacios en esta obra nos regala unas representaciones a página completa de los espacios naturales de Japón llenas de fuerza que reflejan su pasión por descubrirnos la belleza dondequiera que la encuentre. Esas imágenes están potenciadas por los vivísimos colores que emplea Isabelle Merlet que hace que casi podamos oler el aroma de las flores y el roció. Aunque Meurisse sigue conservando su estilo gráfico sí que vemos una intención de acercarlo al que podemos ver el arte nipón, pero sin perder un ápice de su desbordante personalidad artística. 

La edición de Impedimenta sigue el ejemplo de la de las anteriores obras de Meurisse que han publicado con un papel de una enorme calidad y una reproducción fantástica. Además de la edición en castellano de esta editorial también se ha publicado en catalán de la mano de Editorial Finestres.  

Si SŌSEKI califico a la novela en la que se inspira Catherine Meurisse de libro-haiku no habría ningún problema en decir que La joven y el mar es un cómic-haiku en el que se reflexiona sobre la vida, el arte y la naturaleza mientras su autora sigue con su incasable búsqueda de la belleza en medio de los paisajes más salvajemente hermosos.

—Diego García Rouco, Zona Negativa, 23 de noviembre de 2022