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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Después de la intensa recta final de 2015, absolutamente plagada de novedades, me he tomado todo el tiempo posible para confeccionar la clásica lista anual con los mejores cómics. Había mucho por leer y temía dejar la lista coja, tal y como sucedió el año pasado con la exclusión de Las Meninas, de Santiago García y Javier Olivares. Una lectura lamentablemente tardía.

Haciendo balance, el cómic nacional sigue gozando de buena salud, pero no se puede negar que las obras foráneas se han llevado el gato al agua en este 2015. Creo que es difícil de rebatir.

Sin más dilación, vamos al lío:

15. Un océano de amor, de Wilfrid Lupano y Gregory Panaccione (Reservoir Books).

Cada mañana temprano, Monsieur sale a pescar por la costa bretona. El día en que comienza esta historia, Monsieur sufre un terrible percance: un gigantesco barco cisterna lo engulle. Mientras, su mujer le espera en casa pacientemente, como ha hecho toda su vida. Monsieur no aparece, así que la intrépida esposa decide emprender su búsqueda.

Motivos para picar: más de 50.000 ejemplares vendidos en Francia y multitud de premios avalan este magnífico cómic mudo con mensaje ecológico, que, me temo, ha pasado algo desapercibido por estos lares.

El exquisito dibujo de Wilfrid Lupano es otro incontestable motivo para agenciarte esta obra de arte.

14. ¡García!, de Santiago García y Luis Bustos (Astiberri).

La crisis económica e institucional ha hecho que la sociedad de este país se vuelva más volátil que nunca. En medio de los escándalos de corrupción que los asuelan, los dos grandes partidos –conservadores y socialistas– se han aliado en una coalición de Gobierno con la intención de impedir que el partido renovador de izquierda gane las inminentes elecciones generales. Es entonces cuando salta la chispa en el barril de pólvora: la candidata del Gobierno ha sido secuestrada, y nadie sabe quién es el responsable ni dónde se encuentra. Mientras la tensión aumenta y el pánico se adueña de todos, un durmiente abre los ojos en una cámara secreta bajo el Valle de los Caídos, la monumental tumba franquista a las afueras de Madrid. Se trata de García, un superhombre que se hizo célebre durante los primeros años de la dictadura y desapareció sin dejar rastro hace más de 50 años. Ahora García ha vuelto a la vida en el momento más complicado de la democracia, y deberá enfrentarse a una España muy diferente de la que dejó atrás en 1961. Pero el destino del país podría estar en manos de este hombre sin tiempo.

Motivos para picar: de entrada, los autores, dos de los grandes triunfadores de 2014. Santiago García (Beowulf, Las Meninas), un guionista omnipresente en los últimos años que, a estas alturas, puede elegir a cualquier dibujante con el que colaborar. Luis Bustos (Endurance, Versus), en plena forma tras su Versus, la estupenda adaptación de A piece of steak de Jack London. Por último, Manel Fontdevila pone su granito de arena para redondear la propuesta con un divertido barnizado metalingüístico a modo de guiño u homenaje.

¡García! es un cómic político con un envoltorio que se mueve entre el thriller y la acción. Las circunstancias históricas y el complejo bagaje sociopolítico español de los últimos 60 o 70 años nos convierten en una nación singular, poseedora de tremendos lastres. El gran acierto de este cómic es no dejar ese marco como trasfondo, sino confrontarlo con todas las consecuencias.

Por cierto, descontextualizar a un superagente franquista e incrustarlo en la actualidad es una genialidad.

13. Los Wrenchies, de Farel Dalrymple (Sapristi).

Sherwood y Orson jamás deberían haber entrado en esa cueva. Aquel día se abrió una puerta entre nuestro mundo y una realidad profana y oscura… y el destino de la tierra cambió para siempre. En ese futuro demente, cuanta forma de vida permanece sobre la faz de la tierra se halla oprimida por los diabólicos Hombresombras. Solo una pandilla de chavales vigorosos y despiadados que se hacen llamar Los Wrenchies puede aspirar a hacerles frente. Hollis, por su parte, es un chico solitario de nuestro mundo que encuentra el lugar al que pertenece cuando se ve mágicamente transportado al futuro de Los Wrenchies. Pero no se trata de un lugar donde la vida sea sencilla, y el desafío al que Hollis debe hacer frente resultará mucho más amplio de lo que nunca hubiera esperado.

Motivos para picar: Farel Dalrymple, en uno de sus mejores momentos como dibujante, nos brinda un imaginativo universo plagado de referencias pop, que, en su presentación de credenciales, puede volarle la cabeza a más de uno.

Son innumerables los elementos e influencias que, consciente o inconscientemente, pueden proceder de otras obras. Pienso en The Monster Squad, Peter Pan, Alicia en el país de las maravillas, Dark City, El señor de las moscas, La historia interminable… Quizá la mayor similitud -dejando a un lado el asunto del metalenguaje- la he encontrado en The Odissey, una serie canadiense de los 90 con no pocas coincidencias.

Después del estupendo planteamiento inicial, la historia pierde algo de fuelle, dejándonos con un sabor un tanto agridulce. No obstante, cabe señalar que Los Wrenchies posee virtudes y aciertos lo suficientemente reseñables como para terminar formando parte de este listado.

12. Chapuzas de amor, de Jaime Hernandez (La Cúpula).

Margarita Chascarrillo hace mucho tiempo que dejó de ser Perla para pasar a ser la Maggie que conocemos. Pero de Maggie todavía hay mucho por conocer. Sabemos muy poco de su amistad de pubertad con Letty, que dejó atrás cuando tuvo que mudarse con su familia a Cadezza. Tampoco conocemos a su hermano Calvin, pero conocer bien a Calvin siempre ha sido muy difícil para todos.

Ha pasado mucho tiempo desde que Maggie se hiciera popular en Huerta como aquella niña de trece años que sabía reparar coches, una habilidad que iba a dictar su futuro en la mecánica. Todo eso ocurría antes de que al barrio empezasen a llamarlo Hoppers, antes de que las chicas se volvieran «locas» y se hicieran respetar.

Ahora Maggie comparte piso con Angel Rose, que está coladita por Mike Varan. Maggie es toda una mujer y ha vuelto a verse con Ray Dominguez, porque Ray siempre ha estado ahí, rondando, como ronda Vivian Solís, como Reno, cómplice y pretendiente desde aquel primer beso. Eran todos unos críos pero hace mucho tiempo que dejaron de serlo. Lo que ninguno sabía era que las consecuencias del amor duelen tanto a los cuarenta y tantos como dolieron a los quince.

Motivos para picar: las aventuras y desventuras de Maggie Chascarrillo se desarrollan desde comienzos de los 80, en los tiempos de Love and Rockets, y resulta increíble que todavía tengan margen para sorprendernos. Jaime Hernandez es un clásico que se resiste a vivir de las rentas.

Muchos dicen que Chapuzas de amor se puede disfrutar a la perfección sin haber leído nada del universo Love and Rockets. Yo, por el contrario, os recomiendo que os leáis todas las obras anteriores de Jaime Hernandez para darle contexto a este emotivo cómic, y así, poder disfrutarlo en toda su dimensión.

11. Los sucesos de la noche, de David B. (Norma Editorial).

Como casi todas las cosas del ámbito de lo maravilloso, todo empieza con un sueño o una intuición. Así sucede este cuento fascinante, cuando David B. descubre en una librería de París una antigua revista del siglo XIX, titulada Los sucesos de la noche. En sus singulares páginas, la crónica se entremezcla con el esoteriso. […] Azrael, ángel de la Muerte, la cábala judía o Ene, el dios ancestral de la exterminación y el olvido, transitan aquí por las calles de un París fantasmagórico.

Motivos para picar: Los sucesos de la noche es un excelso derroche imaginativo digno de elogio.

Publicado originalmente entre 1999 y 2002, este cómic no se resiente en absoluto del paso del tiempo y deja bien claro la privilegiada posición de David B. en el marco de los historietistas contemporáneos europeos.

10. El horno huérfano, de Rob Davis (La Cúpula).

Scarper Lee vive en un lugar que tiene considerables diferencias con el universo que conocemos. Es casi como un reflejo torcido de nuestra propia realidad. En Bear Park llueven cuchillos, los colegios están custodiados por fieros leones, el cuerpo de policía está plagado de ancianos tan decrépitos como implacables, dios pasa por sinónimo de electrodoméstico, los hijos construyen a sus propios padres y, entre otras muchas entelequias, todos conocen la fecha de su propia muerte.

A Scarper Lee le quedan menos de 3 semanas para morir, y aunque no lo creáis, es posible que sea el menor de sus problemas. Dos acontecimientos fundamentales precipitarán los hechos que cambiarán lo (poco) que le queda de vida: la llegada de la enigmática Vera Pike a la escuela y la posterior desaparición de su padre, una veloz e imponente estructura de latón. A partir de ahí, un revelador viaje iniciático en busca de su progenitor, acompañado por dos inadaptados como Vera Pike y Castro Smith, provocará una irremediable ruptura con su pasado y su encorsetada visión del mundo.

Motivos para picar: estamos ante un estupendo cómic sobre la adolescencia, la ausencia de puentes con el mundo adulto y el camino a la madurez, que otorga una importancia capital a las metáforas y alegorías que lo pueblan. Lo cotidiano visto a través de un extraordinario y original envoltorio fantástico.

9. Sangre Americana, de Benjamin Marra (Autsaider Cómics).

Tal y como reza su propia portada, 5 historias de violencia, raperos, putas y abogados.

Motivos para picar: aire fresco del auténtico, sin imposturas. Un golpe en plena cara que nos deja en algún lugar entre el desconcierto y el éxtasis tebeíl.

Benjamin Mara abraza la violencia y los bajos fondos -al estilo El justiciero de la noche (Michael Winner, 1985)-, cansado de modernos y pedantes autores abonados al Slice of life y derivados. La pega -para él- es que los modernos están encantados con este divertidísimo Sangre Americana.

Por cierto, me fascina The naked heroes, de lejos, la locura más inclasificable de este completo y variado tomo, editado con mimo por los chicos de Autsaider Cómics.

8. Otoño, de Jon Mcnaught (Impedimenta).

Bienvenidos a Dockwood, una pequeña ciudad en el sureste de Inglaterra con 26000 habitantes, una bolera, un lago con barcas y un centro comercial. Es un nublado día de octubre. Un chef de cocina se esmera en preparar el almuerzo para los internos de la residencia de ancianos Elmview. Un repartidor de periódicos recorre Nettlefield Road haciendo la ronda vespertina. Y en los árboles se congregan las ruidosas aves para preparar su migración anual.

Motivos para picar: la última obra de arte de Jon Mcnaught, el genio del minimalismo y los detalles, buque insignia de uno de mis sellos editoriales favoritos: Nobrow. Publicada originalmente en 2012, obtuvo el Prix révélation del Festival de Angoulême en 2013.

Otoño es pura poesía en imágenes y explora el lado más emocional del lector. Una joya que podemos disfrutar gracias a la editorial Impedimenta.

7. Cruzando el bosque, de Emily Carroll (Sapristi).

Cruzando el bosque nos muestra un mundo siniestro donde lo habitual es que los monstruos campen a sus anchas y las personas se lo piensen dos veces antes de salir de casa, de irse a dormir y antes de respirar.

Motivos para picar: A Emily Carroll le ha bastado con las cinco historias de Cruzando el bosque para encumbrarse como una de las mentes más dotadas para el terror dentro del 9º arte. No es moco de pavo si tenemos en cuenta el fuerte repunte del género en el medio.

Curtida en los web cómics y en diversas antologías, a Emily Carroll el reconocimiento le está llegando de golpe: en 2015 obtuvo dos Eisners, uno en la categoría de Best Graphic Album-Reprint por Cruzando el bosque y otro por la mejor historia corta, When the darkness Presses. También se ha llevado el Ignatz en la categoría de Outstanding Artist.

Cruzando el bosque contiene una historia cuyo final es lo más inquietante que he leído en mucho tiempo. No dejéis de leer His face all red.

6. La Casa, de Paco Roca (Astiberri).

A lo largo de los años el dueño llena de recuerdos su casa, testigo mudo de su vida. Y aquél es también la fiel imagen de ella. Como las parejas que han convivido siempre juntos. Así, cuando su ocupante fiel desaparece para siempre, el contenido de la casa se paraliza por el polvo esperando que alguna vez su dueño regrese. Los tres hermanos protagonistas de esta historia volverán un año después de la muerte de su padre a la casa familiar donde crecieron. Su intención es venderla, pero con cada trasto que tiran se enfrentan a los recuerdos. Temen estar deshaciéndose del pasado, del recuerdo de su padre, pero también del suyo propio.

Motivos para picar: Paco Roca es una garantía siempre. Emoción, inteligencia emocional, reflexión y memoria. Magia en viñetas.

5. El árabe del futuro, de Riad Sattouf (Salamandra Graphic).

El árabe del futuro
marca el comienzo del repaso de Riad Sattouf a su propia vida. En este primer tomo, comprendido entre 1978 y 1984, nos relata el paso de su familia por la Libia de Muamar el Gadafi y la Siria de Hafez el Hassad.

Motivos para picar: una vez finalizada la lectura de ‘El árabe del futuro’, dejando a un lado las inmejorables sensaciones como lector, hay que señalar un cierto poso amargo sobre las vivencias de Riad Sattouf en Libia, y sobre todo, en Siria: el abrupto choque cultural, el desarraigo y los totalitarismos, marcan, de un modo u otro, esta certera y emotiva mirada a dos países más que acostumbrados a sufrir.

4. El hombre sin talento, de Yoshiharu Tsuge (Gallo Nero).

En El hombre sin talento, Sukeko Sukegawa, otrora reputado autor de manga, ha convertido el ejercicio de errar en un distintivo de su personalidad. Buscando sin éxito insospechadas formas de ganarse la vida -por ejemplo, vender piedras con formas peculiares, un negocio derivado del Suiseki-, termina por agravar su fracaso ante la sociedad y, lo que es más doloroso, ante su propia familia.

Motivos para picar: la editorial Gallo Nero rescata para nosotros esta incontestable obra maestra, largamente reclamada por los lectores hispanohablantes. Un manga difícil de olvidar, que demuestra lo importante que es no relegar a autores clásicos como Tsuge, cuyo legado no ha perdido un ápice de vigencia.

Uno de los mejores cómics editados en España durante 2015. No lo olvidéis.

3. The lonesome go, de Tim Lane (Sapristi).

Un puñado de relatos gráficos cortos sirven para tejer una desmitificadora visión de una América, que alguna vez nos vendieron como un sueño.

Motivos para picar: Sapristi arriesga con el material y el formato de un cómic que, como bien afirmaba Álvaro Pons, está plagado de sugerentes y variados aromas. Entre reminiscencias y coincidencias acuden a nuestra memoria Charles Burns, Will Eisner, Edward Hopper, Bukowski, Raymond Carver…

Estamos ante una obra densa y compleja que requiere pausa y reflexión en su lectura. Un cómic que debe ser degustado con calma, si queremos disfrutar de todo lo que nos ofrece, y creedme si os digo que es mucho.

Una inesperada sorpresa que se mete por méritos propios en el top three de nuestra lista.

2. Preciosa oscuridad, de Fabien Vehlmann y Kerascoet (Spaceman Books).

Un grupo de diminutos personajes, casi sacados de un cuento de hadas, salen del interior del cadáver de una niña que ha fallecido en lo más profundo de un bosque. A partir de ese momento, tendrán que enfrentarse a las adversidades que plantea la supervivencia en un bosque, que poco o nada tiene que ver con la imagen idílica y edulcorada de los cuentos infantiles.

Motivos para picar: poco, muy poco se está hablando de Preciosa oscuridad, indiscutible sleeper del año. Fabien Vehlmann y Kerascoet nos preparan para que bajemos la guardia y no lo veamos venir, a pesar de un punto de partida que nos puede dar pistas. Cuando el tiempo pasa y sólo cuenta la supervivencia, aquellos dulces personajes de aspecto naif nos darán algunas lecciones de inusitada crueldad.

Original, retorcido, maravillosamente dibujado, Preciosa oscuridad es, de lejos, uno de los cómics más audaces de 2015.

1. Aquí, de Richard Mcguire (Salamandra Graphic).

El efímero paso del hombre por el mundo -y mucho más- visto a través de un enfoque estático sobre un elemento cotidiano -una sala de estar-, conjugado con otro elemento dinámico -el tiempo- y, a su vez, combinado con ventanas -viñetas- que se abren al pasado y al futuro sin más limitaciones que el propio espacio.

Motivos para picar: Si tuviera que definir ‘Aquí’, de Richard McGuire, con una sola palabra, revolución es la que más justicia le haría. No es que sea uno de los mejores cómics del año, es probablemente uno de los mejores de la última década.

Por Alfonso Grueso