Para aquellos hooligans que creían que la novela sobre el rock and roll, o el pop, se había acabado, que no había nada más que decir tras The Commitments (1987), del escritor irlandés Roddy Doyle (Dublín, 1958), y, sobre todo, Alta fidelidad (1995), del inglés Nick Hornby (Redhill, Surrey, 1957). Para aquellos que —porque, entre otras razones, juzgan que el asunto es puramente british— de mala gana tragaban con libros como Fargo Rock City. Una odisea metalera en la Dakota del Norte rural (2001), de Chuck Klosterman (Breckenridge, Minnesota, 1972); El tiempo es un canalla (2010), de Jennifer Egan (Chicago, 1962); y Love Song (2022), de Carlos Zanón (Barcelona, 1966). Especialmente para ellos, pero también para el lector atento y propicio a la inteligencia, llega hoy a las librerías españolas —de la mano del sello Impedimenta— Reyes vagabundos (2014), obra de otro dublinés, Joseph O’Connor (1963). Y de nuevo las claves son el realismo, el humor, la sensibilidad, la pasión, las dosis justas de dramatismo, el amor a la música y especialmente a los músicos —el primer paso siempre es reconocer la generosidad de su entrega—.
Si, además, el lector padece brotes de nostalgia, este viaje al pasado tan ochentero, entre el siglo XXI y aquella década, será la mejor terapia (cura a la que puede contribuir la proteica playlist que como complemento propone el libro). Estas memorias de Robbie Goulding, que fue guitarrista de los Ships, criado en las grises urbanizaciones de adosados de Luton, donde supo soñar a lo grande —con Fran Mulvey, Sarah-Thérèse Sherlock y su hermano Seán—, son un prodigio de lo verdadero —más incluso que si fuesen ciertas— gracias a esa fresca y empática oralidad del que recuerda y sabe lo cerca que están los reyes y los vagabundos porque ha conocido los dos estadios y se niega a olvidar sus raíces. Será por eso que asume con tanta sabiduría la ambición y las traiciones que condujeron al final.
—H.J.P., La Voz de Galicia, 20 de febrero de 2023