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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

El jardín de vidrio: Tatiana Țîbuleac – Actualidad Literatura – 14 de marzo de 2023

El jardín de vidrio (2018) —Grădina de sticlă, por su título original en rumano— es una obra escrita por la periodista moldava Tatiana Țîbuleac. La autora es conocida por haber ganado el Premio Cálamo en 2019 gracias a su primera novela: El verano que mi madre tuvo los ojos verdes. Su segundo encuentro con el género viene de la mano de un libro que ostenta el Premio de Literatura de la Unión Europea (2019).

El jardín de vidrio plantea algunas ideas crudas sobre el amor, la maternidad no deseada, el dolor, la pérdida y el oscuro sentimiento que recae sobre los peores momentos de la Moldavia comunista. Todas estas bases trágicas son aderezadas con una prosa poética y delicada que se contrapone a las terribles historias que relata.

Una hija abandonada, un país abandonado

La trama de El jardín de vidrio se concentra en Lastochka, una huérfana que desconoce el paradero de sus padres. Ella, a través de pensamientos, reflexiones y recuerdos cuenta una desoladora historia cargada de un evento trágico tras otro.

Un día, la protagonista se despide del orfanato tras ser “adoptada” por Tamara Pavlovna, una anciana huraña y poco dada a los afectos. No obstante, detrás del buen accionar de la vieja se esconde una macabra intenciónla explotación laboral de la niña.

Mientras crece, Tamara entrena a Lastochka para que aprenda el oficio de recolectar y vender botellas y vidrio. Es de ese modo que subsisten en un país que también se ha quedado huérfano.

A pesar del miedo y del odio que la protagonista algunas veces siente por Pavlovna, la autora se encarga de que el lector se cuenta de que existe dualidad en cada persona. Tibuleac plantea que la gente no es malvada por elección, y que todos deben enfrentarse en algún momento al vacío y a la desolación, y eso nos cambia.

Sobre la estructura de la obra

El jardín de vidrio no es una novela contada de forma cronológica. De hecho, sus pequeños capítulos están organizados a modo de pensamientos e historias que muestran alguna parte de la vida de Lastochka. Estas anécdotas pueden saltar de la niñez a la adultez de la protagonista sin ningún problema en cuestión de pocas páginas. Aun así, la forma en la que Tatiana Tibuleac hilvana la historia permite que sea comprensible.

En muchas ocasiones, cuando el lector piensa haber alcanzado al fin un hilo conductor que lo envuelve todo, el capítulo acaba. En ese entonces, la historia parte a un punto del pasado o del presente que, en apariencia, nada tiene que ver con el relato original. No obstante, todas estas pinceladas de tiempo tienen que ver directa o indirectamente con parte de la vida de la protagonista. Podía decirse que El jardín de vidrio es un duro y poco amable rompecabezas.

Sobre la ambientación

A través de los fragmentos del relato es posible armar una estructura emocional de Lastochka y los otros personajes presentes en la novela, pero también del sitio donde se ven obligados a vivir. La obra se encuentra ambientada en la antigua República Socialista Soviética de Moldavia.

En este contexto, donde prevalece una constante zozobra, la protagonista se pregunta si debe asistir a la escuela moldaba y aprender su lengua, al tiempo que olvida que todo lo hermoso en sus recuerdos está en ruso. Este conflicto moldavo/ruso es un escenario que marca a Lastochka en más de un sentido, y que pone de manifiesto sus más oscuros sentimientos por su presente, por su pasado y por su futuro.

Por ejemplo: cuando la protagonista descubre que Tamara no la adoptó, sino que la compró, siente aún más odio y repulsión por sus padres biológicos. Paralelamente, hay una pequeña parte de ella que teme amar a esas figuras paternas desconocidas.

Los lazos más fuertes jamás desaparecen

Uno de los conceptos más importantes que trata El jardín de vidrio versa sobre la lealtad entre mujeres. La solidaridad es fundamental para construir al personaje principal y a otras mujeres dentro de la trama. Por ejemplo, el cariño sincero que la protagonista siente por sus amigas Maricica y Olia le hace pensar sobre su futuro —uno donde, por antiguas costumbres y tradiciones, debe estar atada a la voluntad de un hombre—.

De igual manera, este arco sirve para enmarcar a la propia Tamara, quien, en apariencia, parece desprovista de sentimientos. No obstante, al adentrarse en la historia es posible hallar bondad en ella. Esto puede denotarse cuando permite que Lastochka tome dos caramelos en lugar de uno porque siente que ella, entre todos los niños, debe endulzar lo que se presenta como un porvenir amargo.

Sobre la autora, Tatiana Țîbuleac

Tatiana Țîbuleac nació en 1978, en Chisináu, Moldava. Se trata de una traductora, escritora y periodista moldaba que ha logrado gran reconocimiento por su sutil pluma. A través de sus textos revela terribles y crudas historias acerca de personajes que se superan a sí mismos, que perdonan y hacen las paces con el dolor. Țîbuleac se tituló en Universidad Estatal de Moldavia, en el área de Bellas Letras y Periodismo.

La escritora se vio inspirada a labrarse una carrera como autora literaria gracias a sus padres, quienes fueron editores y periodistas. Tatiana Țîbuleac creció rodeada por periódicos y libros. Con el correr de los años Țîbuleac se hizo reportera. Posteriormente, fue presentadora de televisión. La autora siempre se sintió interesada por los no famosos, por las personas reales: pobres, heridos, huérfanos, etc.

Con el paso del tiempo, Tatiana Țîbuleac ha tocado temas en sus libros que no suelen ser comunes dentro de la literatura: la dureza de la migración, las consecuencias personales a las de las guerras y la maternidad sin amor. Mucho de esto ha devastado e inspirado a sus lectores, quienes no hacen más que aclamar la prosa de la escritora moldaba.

—Juan Ortiz, Actualidad Literatura, 14 de marzo de 2023