Como ya hizo con la colección El chico amarillo, destinado a la novela gráfica, esta semana Impedimenta anunciaba el lanzamiento de una nueva línea editorial especializada: La Pequeña Impedimenta. Se trata de una colección de literatura infantil con la que pretende acercarse a los lectores del futuro manteniendo unas ediciones cuidadas, pero que más allá de la estética conserven también unos valores educativos, expriman la imaginación y la creatividad. Su primer lanzamiento es El pequeño jardinero de Emily Hughes, la autora del aclamado Salvaje (Libros del Zorro Rojo, 2014), la historia de un joven jardinero demasiado pequeño para su floresta. Tampoco se le da muy bien su labor en el campo, así que se ve obligado a pedir ayuda. Las ilustraciones de Hughes están, de nuevo, llenas de detalles que enmarañan al lector haciéndole perder la noción del tiempo; se puede pasar uno demasiadas horas contemplando ese jardín.
Otro de los títulos que abre la colección de Impedimenta es >Tipos duros (también tienen sentimientos) del ilustrador inglés Keith Negley que saldrá publicado el próximo 15 de marzo. Con su estilo característico, formas recortadas y llenas de color, Negley se atreve a poner corazón a los tipos duros: superhéroes, luchadores o ninjas dotados de sentimientos y emociones. En definitiva, todos ríen y todos lloran. Y ya para abril, El viaje de Francesca Sanna terminará de completar esta primera remesa de álbumes infantiles. En su debút, Sanna se centra en el drama de los refugiados y desde la primera persona narra un viaje de huida, una partida provocada por la guerra y el horror, que seguirá latente durante la travesía.
Pero Impedimenta no es la única editorial que se ha decantado últimamente por una colección infantil. Las pasadas navidades, Nórdica Libros presentó Tania Val de Lumbre de Maria Parr y Tina superfriolera de Lani Yamamoto, dos títulos destinados a un público infantil y juvenil de una delicadeza extraordinaria. Premiado y avalado por la crítica, la obra de Parr cuenta la historia de una joven pelirroja, Tania, a la que le gusta deslizarse en trineo y pasar el tiempo con Gunnvald, que aunque tiene setenta y cuatro años es su mejor amigo. Gunnvald tiene que ir al hospital y a Tania le pasan cosas asombrosas, unas buenas y otras no tanto. Un libro actual influenciado por relatos ya clásicos, como las historias de Pippi Calzaslargas, en la que Parr no solo se descubre como escritora, sino también como lectora. Por su parte, Tina superfriolera es un pequeño relato de 60 páginas que cuenta una historia de amistad en mitad del frío invierno y da unas cuantas muestras de ingenio para superar los meses más gélidos.
Algo más de tiempo lleva la colección infantil de Blackie Books, quienes ya apostaron tímidamente en sus inicios por algún título de literatura juvenil, recuperando el Pippi Calzaslargas de Astrid Lindgren y Libro de la fantasía de Gianni Rodari, aunque no fué hasta la creación de Blackie Little Books cuando explotó: Ana y Froga de Anouk Ricard, Soy una artista y Mi nueva casa de Marta Altés u Otto, el perro cartero de Tor Freeman, son solo alguno de ellos. También reunieron en un solo volumen las historias originales de Babar, de Jean de Brunhoff, ese elefante que ha acompañado a tantos niños desde su creación en los años 30. Para este inicio de año, la editorial barcelonesa ha recuperado a un clásico de los 70: los libros infantiles de John J. Reiss. Lo hacen en dos tomos: Formas, porque es fácil volver a la infancia viendo la mítica portada del zorro formado a partir de formas geométricas básicas, y Colores, una explosión de color en los objetos cotidianos que el autor dedicó el libro al diseñador Josef Albers. Y para finalizar, el próximo mes de marzo llegará la tercera entrega de Ana y Froga que, aseguran, será el más divertido hasta la fecha.
Dentro del mercado de la narrativa gráfica, también algunas editoriales que hasta ahora se habían dedicado de forma (casi) exclusiva al público adulto han abierto sus miras a un público infantil o juvenil. Es el caso de Astiberri, que publicó a finales del pasado año Pablo y Jane en el dimensión de los monstruos de José Domingo (del que ya hablamos aquí, pero que no podemos dejar de recomendar), o La Cúpula que este año ha editado Los Kurdles de Robert Goodin, un cómic sobre una osita de peluche que es abandonada por su dueña y que, buscando el camino de vuelta al hogar, llega a Kurdleton. Allí es donde viven los Kurdles, un grupo de peculiares seres sumidos en mitad de una crisis: ¡a su casa le ha crecido pelo! Así que Sally, la osita de peluche, tendrá que ayudarles para que estos, a su vez, le ayuden a ella a volver a casa. Así que, por lo que parece, nos va a tocar compartir editorial tanto a mayores como adultos, algo que hasta ahora parecía al alcance de forma casi exclusiva de grandes grupos editoriales. Dicho todo esto, es una buena noticia para todos porque, si lo hacen tan bien como hasta ahora, será garantía de calidad y jóvenes lectores bien formados. Afortunados ellos, afortunados nosotros.
Elizabeth Casillas