Cada tiempo tiene sus fantasmas; si en los albores del siglo XX Kafka fabulaba transformaciones imposibles, juicios sin sentido y espirales burocráticas y Charles Chaplin ponía imágenes a la pesadilla del hombre alienado por las máquinas, cien años más tarde la tecnología ha seguido evolucionando y con ella las pesadillas de seis mil millones de individuos que tal vez hablen idiomas distintos y busquen con insistencia sus diferencias, pero en el fondo comparten idénticos terrores e incertidumbres. La globalización, que no solo democratiza la pobreza, sino que nos lleva a compartir los mismos demonios en oriente y en occidente, en el norte y en el sur.
Claro que en el este los demonios parece capitalizarlos Anna Starobinets (Moscú, 1978), tal vez el máximo exponente de la nueva narrativa fantástica rusa y una autora ante la que cualquier adjetivación se va a quedar corta, necesariamente.
Siete es el número mágico de este libro, que contiene otros tantos relatos; según le desveló a la escritora y periodista Laura Fernández en una entrevista –y ella recoge en un rendido prólogo–, «existen siete tipos de demonios, o siete sótanos, y cada uno nos enfrentamos a ellos a nuestra manera». Así, sus complejos demonios van apareciendo en cada uno de los relatos; en el que da título al libro, una sencilla operación quirúrgica permite acabar con el impulso sexual masculino; en ‘Siti’ la ciudad perfecta es en realidad una trampa mortal; en ‘El lazarillo’ un guionista recibe una inusual propuesta de un productor; en ‘El parásito’ la ciencia amenaza con convertirse en un culto religioso; en ‘La frontera’ se puede viajar en tren al pasado; en ‘Delicados pastos’ la técnica de la Digitalización de la conciencia permite cambiar de cuerpo; en ‘Spoki’ una videoconsola hace de niñera.
Con un estilo mordaz e incisivo, el humor negro es la principal arma de una Starobinets que no solo plantea ideas inquietantes, sino que partiendo de una situación aparentemente cotidiana profundiza en ellas hasta crear todo un microcosmos asfixiante, entre el terror y una ficción científica que resulta extrañamente creíble. Su gran acierto radica en que por muy fantasioso que sea lo que nos está contando, consigue que nos suene extrañamente familiar. Como en esa especie de lobotomía masculina que plantea en el primer relato, toda una vuelta de tuerca a las teorías de género. No se pierdan estas ‘ficciones especulativas’ y descubran cuál de los siete infiernos es el suyo.
—Javier Menéndez Llamazares, El Diario Montañés, 16 de junio de 2023