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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Vínculo ancestral con la madera – Pérgola – 11 de julio de 2023

En 1969, Roger Deakin (Watford, 1943-Mellis, 2006) compró una casa construida “unos veinte años antes de que Shakespeare naciera”, con madera de roble y castaño. Encandilado con el lugar, la reparó con sus propias manos, hasta convertirla en un hogar en medio del bosque, junto al cual construyó un cobertizo, y también instaló un viejo vagón de tren en el que le gustaba dormir algunas noches. Todo ello, de madera.

Esta restauración, a la que dedicó dos documentales en la BBC Radio 4, es el punto de partida de Diarios del bosque. Una vida entre árboles (Impedimenta), un libro a medio camino entre cuaderno de viajes, autobiografía y cuaderno botánico en el que Deakin plasmó su amor por la madera, ese “quinto elemento” para los chinos, y por los árboles que Jung consideraba “un arquetipo”.

“En los bosques se da una sensación intensa de inmersión en el baile de sombras chinescas de las profundidades frondosas”. “A través de los árboles vemos y oímos el viento”. “Entrar en un bosque es acceder a un mundo distinto en el cual nos transformamos”.

Son algunas de las reflexiones que Deakin dedica al mundo arbóreo, en un libro en el que indaga en el origen mismo de su fascinación por los bosques. Algo que sitúa entre la predestinación del apellido materno Wood (bosque o madera) y del tercer nombre de su padre, Greenwood (“algo así como ‘bosque florecido’, un bosque en verano”, aclara el traductor Ce Santiago). Y, también en los campamentos botánicos del último curso de secundaria, en que el profesor de Biología les invitaba al “estudio detallado y el cartografiado de la historia natural” del bosque cercano a la escuela.

Con esa mirada de conocedor de las especies vegetales y animales, Deakin invita a mirar, escuchar y sentir los distintos enclaves que recorre. El color de las hojas, las aves que anidan en sus ramas, los olores y los sonidos se mezclan así con recuerdos autobiográficos, anécdotas y reflexiones cargadas de referencias literarias.

El nogal y los Jaguar

Sus viajes incluyen paradas como la factoría Jaguar de Coventry, donde se extasía explicando el trabajo de los ebanistas y la cuidada selección de las maderas de nogal que revisten los salpicaderos y el panel de las puertas de “los grandes animales –‘coches’ es una palabra demasiado mundana–”.

¿Y por qué nogal?, se pregunta. Y para responderse, emprende una reflexión sobre la etimología de la palabra inglesa, walnut, y su relación con la palabra wealth, que apela tanto al “sentido de bienestar como de posesión”.

Su interés por los bosques le lleva también a viajes por la Occitania francesa y el Pirineo catalán. También, hasta el bosque fronterizo de Bieszczady, en un viaje entre Polonia, Eslovaquia y Ucrania, siguiendo los pasos del padre de una amiga a quien la Segunda Guerra Mundial sorprendió estudiando ingeniería en Leópolis, entonces Polonia, y lo dejó sin pasaporte y separado de su familia, residente en Baligród. “Exiliado de repente por la guerra, aquel estudiante de dieciocho años decidió arriesgar la vida y caminar hasta su casa campo a través, viajando de noche para evitar que lo descubrieran las patrullas de vigilancia”.

Tras sus pasos, Deakin y su compañera planean un viaje a pie de 24 kilómetros entre la naturaleza, con la única guía de un mapa “bastante parco”.

Australia, Kazajistán y Kirguistán son algunas más de las paradas de un viaje que termina donde empezó, en la casa que Deakin reparó con sus propias manos.

Compromiso con el entorno

Nacido en Watford en 1943, había estudiado inglés en la Universidad de Cambridge, donde fue uno de los protegidos de Kingsley Amis, y trabajó durante un tiempo en publicidad en Londres, antes de empezar a producir y dirigir documentales. Con su traslado a Walnut Tree Farm, en Suffolk, nació su pasión por el campo y la escritura.

A lo largo de su vida escribió numerosos artículos para periódicos y revistas, y fue cofundador de Common Ground, una organización que busca promover el compromiso de las personas con su entorno local. La pasión por la naturaleza le llevó a recorrer los ríos, pozos y mares británicos, en un viaje que plasmó en 1999 en Diarios del agua (publicado también por Impedimenta), obra que le dio la fama como escritor.

Diarios del bosque, que Impedimenta presenta ahora en castellano, fue publicado póstumamente en 2007, un año después de que el autor falleciera de un tumor cerebral.

—Beatriz Rucabado, Pérgola, 11 de julio de 2023