La glándula de Ícaro, Anna Starobinets
Los relatos de Starobinets recuerdan a Black Mirror en sus buenos tiempos: historias que nos muestran los peligros del aislamiento, el uso excesivo de la tecnología y la desconexión con el mundo que nos rodea, y donde no hay finales felices ni esperanzadores, porque una vez que se toma el camino del odio, el egoísmo y del consumismo voraz, es muy difícil volver atrás.
Partiendo de situaciones cotidianas, muchas veces dentro de los hogares, las historias de Starobinets se van volviendo aterradoras a medida que el uso de la tecnología ejerce una transformación en la persona que narra o en sus seres queridos, y se va haciendo evidente que no hay escapatoria para la distopía en la que viven, aunque puedan intentar imponer sus propias reglas en ella. Esto ocurre en una época indeterminada, que podría ser el futuro por el avance de la tecnología, aunque se percibe una decadencia muy soviética, como en el mundo de Winston Smith en 1984, y un retroceso en los derechos sociales.
Las influencias de Shirley Jackson, Stephen King, George Orwell o Philip K. Dick parecen evidentes, aunque la autora reconoce que no llegó a ellos hasta un tiempo después de empezar a escribir, pues estos autores difícilmente traspasaban el telón de acero, sin embargo, no es de extrañar esta coincidencia ya que los miedos que aborda la autora son universales y se encuentran arraigados en el alma humana.
—Alicia Medina, Jot Down, 10 de julio de 2023