cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Hay que leer La chica que vive al final del camino de un atracón, con el corazón en un puño, con prisa y de noche. Así se entiende el espíritu con el que se escribió. Es un clásico del gótico estadounidense del todo vigente. Retrata a una niña —aunque, a los trece años, hoy le dirían adolescente— que vive con su padre. Sin embargo, a él no se le ve nunca. El lector sospecha desde el principio que la chica, en realidad, está sola frente a los peligros que acechan ahí afuera. Y, detrás de una máscara de seguridad en sí misma, muchas lecturas e inteligencia práctica, se esconden los miedos de siempre: a lo oscuro, a la soledad, a abrirse a los demás, a lo malvado del mundo. Tiene diálogos tensísimos y escenas cardiacas que bailan con el fuera de plano. La chica que vive al final del camino es una novela de terror, sí, pero antes que nada es un lúcido análisis del desenlace de la infancia.

—Teo Peñarroja, Nuestro Tiempo (Universidad de Navarra), agosto de 2023