cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Mendelssohn en el tejado», de Jiří Weil

«Mendelssohn en el tejado es una cadena de historias que representan en su conjunto la vida en la ciudad de Praga en un momento en que el miedo imperaba en las calles».

«Antonin Becvár y Josef Stankovský se encontraban en el tejado, caminando entre las estatuas. La tarea no era peligrosa, puesto que dichas estatuas se alzaban sobre una balaustrada y, además, la terraza no tenía inclinación alguna; era casi totalmente plana.»

Hace ya bastantes meses que me topé con este título por primera vez. Se nombraba en HHhH, un libro que tuvo un recorrido bastante largo tras su publicación. En ese mismo momento decidí leerlo, ya que el nombrado me había gustado bastante, pero me encontré que no había sido traducido, así que tuve que adaptarme a los idiomas en que estaba disponible. Finalmente lo he visto en la librería entre las novedades. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Mendelssohn en el tejado.

El libro comienza cuando dos obreros reciben el encargo de retirar la estatua del compositor Mendelssohn del tejado de la sala de conciertos de Praga. Sin embargo, desconocen su aspecto tanto ellos como el oficial que dicta la orden quien, recordando sus conocimientos sobre ciencia racial, da la orden de retirar aquella estatua cuya nariz sea más grande: como resultado Wagner está a punto de ser retirado. Buscan a un supuesto experto que resulta no saber nada de música y con este punto de partida, Weil deja una novela que es el retrato de una ciudad invadida en la que la crueldad y la supervivencia un tanto desesperanzadas son la tónica común.

Weil nace en 1900 en el seno de una familia judía en un pueblo cercano a Praga. En su juventud se unió al Partido Comunista, viajó a Moscú hasta que las purgas le obligaron a exiliarse y volver a Praga. Una vez de regreso trabajó, siendo ya escritor, en el Museo Judío y, cuando llegó la orden de su traslado a Tezerin en 1942 optó por fingir su propia muerte y vivir de forma clandestina.
Comento esto porque por divertida que pueda parecer la anécdota que da título al libro, está escrito por alguien que vivió en esa ciudad y en ese momento, y se nota a medida que uno avanza en un libro lleno de estatuas y desesperanza.

Mendelssohn en el tejado es una cadena de historias que representan en su conjunto la vida en la ciudad de Praga en un momento en que el miedo imperaba en las calles. Nadie tenía garantizado llegar al día siguiente y había que adaptarse para intentar sobrevivir. Las estatuas, testigos impasibles de lo que estaba allí sucediendo y el arte como resistencia, visto ya en más obras que quizás lo centraban de forma más directa como es el caso de Salvar a Mozart. Por eso toman fuerza estas estatuas impasibles, como han de vivir esos ciudadanos amenazados, que intentan no llamar la atención, mantenerse como esa primera estatua que pasaba desapercibida para los obreros, aunque en realidad estaba tan cerca de ser derribada. Y junto a ello nos encontramos esa balanza entre desesperarse y seguir en cada uno de los personajes que Weil nos presenta: personajes que lejos de ser juzgados por sus actos, son representados por la tragedia histórica que les ha tocado en suerte en la ciudad de Praga. De este modo la novela se va oscureciendo hasta llegar a capítulos casi desgarradores, porque el calado para el lector es progresivo. No estamos ante una novela de dramatismo extremo pero sí ante un coro de voces que se alzan para reflejar una situación cotidiana en una gran ciudad. Un murmullo que se convierte en ensordecedor para el lector. Heydrich como personaje real, primero en marcar la importancia del arte y de esas estatuas perennes en el tiempo, personas que se transforman en piedra. Simbolismo: impasibilidad, frialdad pero también preocupación por sus sobrinas, dualidad una vez más.

Weil deja un libro en el que podemos leer una historia acaso ya conocida aunque con otros nombres, fueron muchos los que la padecieron, o una novela para leer entre líneas. Cuanto mayor sea la profundidad de la lectura, más desgarradora se vuelve la historia, del mismo modo que cuanto más de cerca nos toca una desdicha, más fácil es que no la olvidemos. Nos dirige además hacia un final que intuimos en un primer momento y que no dudamos a medida que se acerca de forma inexorable, convirtiendo este libro en una de esas historias cuya percepción mejora con el tiempo, ya que la visión global, el conjunto, van asentándose una vez se ha cerrado el libro.

A veces, un libro te lleva a otro que es igual o incluso mejor que el primero, estableciéndose una suerte de cadenas imaginarias de títulos. Y vosotros, ¿alguna vez habéis llegado a un título por haber visto que se nombra en otro libro?

Gracias.

Mientras Leo