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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Y seguimos con los argumento apocalípticos. A Walter Tevis ya le conocemos por su extraordinaria fábula futurista Sinsonte (1982, publicada en Impedimenta), aunque su fama la tiene sobre todo por las adaptaciones cinematográficas de otras de sus novelas, El buscavidas (1959) y El hombre que cayó a la Tierra (1963).

Tevis sitúa Las huellas del sol en 2063 (la escribió en 1983 pero hoy ya no es un futuro muy lejano) en el que los recursos de la Tierra se están agotando por la sobrexplotación, la codicia y la corrupción de los poderosos y la crisis energética. Parece que hubiera previsto el alcance de lo que hoy apuntan los modelos proyectivos del desarrollo humano si seguimos como seguimos…

En esa crisis de materias, de calor y de convivencia, un gran magnate estadounidense, Ben Belson, inmaduro y presuntuoso, se hace construir una nave para alcanzar un planeta (que bautiza con su propio nombre) para explotarlo y así solucionar la crisis de materias. Sin embargo, algo sucederá que este infantiloide multimillonario (¿a quién me recuerda?) se convertirá en el posible garante de la supervivencia de la humanidad.

—La PublicidAD