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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Acerca del robo de historias y otros relatos»: noticias de la tradición oral — Abril, El Periódico de España — 14 de marzo de 2024

Quizá lo más interesante de Acerca del robo de historias y otros relatos sea dirimir a qué género pertenece. En la mayoría de los casos, este suele ser un juego ocioso que apenas puede despertar el interés de profesores y eruditos. Pero en manos de Gueorgui Gospodínov (Yambol, Bulgaria, 1968) las cosas cambian notablemente y el juego se vuelve más atractivo; enseguida les explico el motivo. Antes podemos descartar algunos géneros obvios: este no es un libro de poemas, no pertenece a la literatura dramática, no es una novela, ni una crónica, ni un ensayo, ni tampoco una biografía o un libro de crítica.


Nos quedamos a solas con los cuentos y los relatos, y aquí es donde radica el interés, porque buena parte del propósito literario de Gospodínov pasa por desarticular las normas de composición más extendidas para el cuento literario: rema en dirección contraria a la narración lineal, al tejido conjuntivo de la psicología, y huye como de la peste del «giro de guion», de la sorpresa, y no digamos ya de la «moraleja». Aunque no siempre lo consigue, y en ocasiones la corriente lo termina arrastrando a playas conocidas, sus historias persiguen un aliento oral, progresan mediante asociaciones inesperadas, ángulos de desarrollo tan originales como la historia de un país a partir de una oreja, cómo sería vivir con un ojo sumergido en el pasado y otro en el futuro (sin noción de presente) o trasladar la voz narrativa al alma recién masacrada de un cerdo.


Estos despliegues de imaginación compositiva no son ajenos al cuento contemporáneo. Pasando por varias lenguas del Estado, podemos encontrar audacias similares en Eloy Tizón, Iban Zaldua y Jordi Puntí. La diferencia que marca Gospodínov entre historia y cuento se aplica solo a los cuentos de escuela, de mercado o los que se despachan para cumplir con un encargo (el libro incluye unos cuantos): la buena etiqueta que suele enseñarse en
las escuelas de escritura creativa.


Pese a ser un libro breve, contiene un buen número de piezas, casi todas sucintas, despreocupadas por el ambiente, las descripciones y el desarrollo de personajes. De delicada y medida construcción, dan sin embargo la impresión de apuntes tomados al natural, en pinceladas sueltas, recreadas sin esfuerzo, con ayuda de las historias que flotan en el aire. Simulando (cada relato, intuyo, supone un trabajo considerable) una supuesta tradición oral desde la que las historias descenderían hasta el libro.


Aunque Gospodínov se preocupe por darle variedad a los tonos, abunda el humor, simpático y al borde del absurdo, que se traslada de la composición al nivel de la frase: el principal poder literario del autor (al menos aquí) es su infatigable construcción de frases ingeniosas, con asociaciones inesperadas, que le dan mucho movimiento a la prosa y agitan la inteligencia del lector. Pero esta capa de humor y de ingenio, pese a que tiene valor por sí misma, no se agota en la comicidad. No trata solo de hacernos reír. Espesas sombras de crítica y de un resignado resentimiento político se agitan cada pocas páginas. Cuidado al poner el pie en uno de estos charcos viscosos, hace mucho frío allí.

—Gonzalo Torné