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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Acerca del robo de historias»: el realismo fantástico de Gospodínov — El Diario Vasco — 23 de marzo de 2024

Cuando el escritor búlgaro Gueorgui Gospodínov (Yambol, 1968), cuyo reconocimiento internacional llegó con ‘Las tempestálidas’, advierte en el prólogo que la mitad de lo que narra se sustenta en la realidad y la otra, en la invención, pero que viene a ser lo mismo, está proclamando que lo principal es el relato en sí, su singularidad. Sobre todo en la tradición oral que él reivindica. Cada narrador modifica la narrado. Uno cuenta lo que otro contó… y la cadena no se interrumpe. Porque «nuestras historias personales son las únicas jugadas… de las que disponemos para prolongar, aunque sea un poco. una partida con un final anunciado». El relato que trasciende la muerte, la me-
moria como forma literaria y la textura fantástica – irrupciones de la extraordinario en la vida monda y lironda–, bruñe buena parte de las historias de Gospodínov. Un pertrecho para examinar la realidad con una ironía muy depurada, cierta melancolía histórica y una imaginación y humor que sorprenden por su concisión del lenguaje, quizás fruto de su vertiente como poeta.


Y lo que sigue son veintiún relatos, algunos brevísimos como esbozos pictóricos. Un rimero donde comparecen inesperados viajeros de tren, el urinario como metáfora, un cerdo que evoca su sacrificio, una mujer con visión histórica y prospectiva, un anciano que vive el presente desde el pasado, un hombre que entiende el mundo desde el mutismo y la sordera… ‘Acerca de’ se abre con el relato ‘La octava noche’, tributo elegante a Jorge Luis Borges y sus ‘Siete noches’. ‘El hombre de los muchos nombres’ está protagonizado por Gaustín, de aire quijotesco, uno de esos «locos mansos e inofensivos que hay en todas las ciudades» y que elige su nombre en función de lo que hace, como también sucederá en el relato que cierra el volumen. Historias dentro de historias, como matrioskas suculentas.


La ironía y una mirada compasiva brotan a borbotones en ‘Primeros pasos’, una evocación en la que la muerte de un cerezo puede remedar cómo «fracasan las rebeliones», y satirizar aquella proclama del realismo socialista de los escritores como cirujanos del alma que extirpan lo podrido, en una época en la que había mucha putrefacción. Y que se alivió con la irrupción de Jean Braudillard y su teoría de que todo es simulacro. «Ya no teníamos por qué ir a ver la torre Eiffel», ironiza el narrador, una de las referencias literarias en Bulgaria, ese país en la penumbra de Europa y del que algunos sólo teníamos referencia por Julia Kristeva y Tzvetan Todorov.


Sobre los límites de la comunicación y la realidad en los Balcanes, despedazada «en las nacionalidades que la componían» trata ‘Una segunda historia’. Un humor socarrón para una pieza con un desenlace redondo. No menor que el de la telegráfica ‘Mosca en el urinario’, con mala leche a raudales. Parecido resultado logra con la brevísima ‘Historia con estación’.

Conjunto sobresaliente.

Gospodínov borda imaginación, humor y discurso narrativo con ‘Kristin que saluda desde el tren’, una pieza a partir de un gesto banal, de mera cortesía que puede desencadenar intromisiones de consecuencias fatales.

Uno de los cuentos más brutales es el navideño ‘El regalo tardío’, un alegoría de la soledad extrema durante la última Nochevieja del milenio. ‘L. Una historia policiaca’ rinde un espeluznante homenaje a Nabokov y ‘Lolita’. El relato ‘Los paños menores de la Historia’, una comedia humana grotesca durante el socialismo realmente existente, va por Balzac. La socarronería, atraviesa ‘El alma navideña de un cerdo’, el descargo de un cochino recién degollado: «Nunca hubiera sospechado el bellezón que se ocultaba en mi interior», se regodea.

‘Peonías y nomeolvides’ es una relato extraordinario sobre el encuentro fugaz de dos seres que acuerdan vengarse del destino durante apenas tres horas que reconstruirán cincuenta años de vida. Otra de los grandes relatos de Gospodínov es ‘Vaysha la ciega’, una mujer que ve el pasado con el ojo izquierdo y el futuro con el derecho. La supervivencia de las almas está en juego en ‘Alma viviente’, un juego literario de con un desenlace brillante. ‘Gaustin’ cierra este sobresaliente conjunto de relatos.

—Iñigo Urrutia