Jon Bilbao, es uno de los escritores con mas talento y habilidad para mezclar con sabia maestría ficción y realidad, enriqueciéndola con inteligentes dosis de fantasía e imaginación. Para muestra, un botón, su último trabajo ‘Matamonstruos’ que culmina de manera impecable su trilogía sobre su particular visión del viejo Oeste americano que comenzó con ‘Basilisco’ y continuó con ‘Araña’. ‘Matamonstruos’ no es solo la culminación de esta saga, es más un cierre perfecto, antológico donde Jon Bilbao retoma personajes de sus libros anteriores, incluidos los de la novela ‘Los extraños’.
En ‘Basilisco’, Bilbao nos lleva por la vida de John Dumbar, un viejo pistolero del Oeste, a la vieja usanza; duro, protagonista de hazañas increíbles tras enfrentarse a enemigos muy poderosos como Lengua Azul, el gran guerrero indio, o el más aterrador de todos, la Araña, una especie de mal ponzoñoso con centenares de seguidores encarnado en el cuerpo de su madre. Las hazañas de Dumbar corren de boca en boca hasta convertirse en folletines, novelas que preceden su fama.
Ahora, en ‘Matamonstruos’, asistimos a la metamorfosis de John Durban, el pistolero quiere dejar atrás al Basilisco y todo lo que representa y comenzar una vida tranquila apartado de casi todos. Ha formado una familia
con Lucrecia, su esposa y la pequeña Felicidad. Se asientan en el Valle de las Rocas, un lugar deshabitado en territorio navajo. John pensó que aquel podía ser su lugar en el mundo. Pero tiempo después el fantasma de su pasado, el fantasma del Basilisco, comenzó a roerle por dentro; el Basilisco era una calamidad que enturbiaba su visión de la vida, tenía que ponerle fin pero para ello debía acabar con algunos de los feroces enemigos que aun le perseguían y con su propio pasado. Lo descubrió cuando los indios navajos le hicieron ver que su malestar se debía a que el Matamonstruos, el bravo guerrero, ocupó su cuerpo y que para purificarse y volver a la normalidad debía acabar con los maléficos monstruos que aterrorizaban aquel territorio.
Los monstruos aparecieron en forma de niños diabólicos y John Durban volvió a ser el Basilisco para acabar con ellos y a la par con su zozobra vital. El terror, la violencia, la masacre, en una noche de miedo, atrocidad y sangre, dieron paso a la nueva vida que Durban quería para el y su familia.
El gran Ricardo Piglia señalaba que todo buen cuento debe contar almenos dos historias. Jon Bilbao parece seguir en sus historias ese ejemplo y lo hace también en ‘Matamonstruos’. Aquí esa segunda historia se asemeja a lo que se llama un juego de espejos donde paralelamente conocemos la vida de Jon, un escritor de Ribadesella, que en el presente escribe los relatos sobre John Durban, para lo que viaja en ocasiones a esa zona de Estados Unidos para documentarse.
Jon, el escritor, también debe hacer frente a los conflictos que sacuden su vida familiar; el de su madre, sumida en el infierno de estar poseída por la Araña y con la que mantiene una relación fría pero afectuosa; el suyo propio, separado con dos hijos menores. Con la ayuda de su padre, también separado, recompra la vieja casa familiar en Ribadesella para convertirla en hogar familiar. Mientras recibe por correo electrónico extraños mensajes de su supuesto primo Markel, personaje de su novela ‘Los extraños’, que había desaparecido misteriosamente doce años antes tras visitarlo por sorpresa.
Jon Bilbao es sin duda, lo decíamos al principio, uno de los maestros en el arte literario de conjugar con atractiva maestría, la ficción y realidad y, sobre todo, en darle a cada una el lugar que en la literatura le corresponde. Este es un juego de hegemonías que hay que saber dominarlo para escribir con excelencia o mediocridad.
Bilbao tiene claro el papel fundamental y prioritario de la ficción en la Literatura. Sabe que sin ficción no es posible vivir. La vida no es casi nunca atractiva ni con mordiente suficiente para ser fascinante, no cuenta con elementos para ello. Y aquí entra en juego la ficción, esa que por la imaginación del escritor nos ofrece mundos paralelos y alternativos, llenos de seducción y encanto. Necesitamos esos mundos alternativos. En definitiva la realidad no basta, no es suficiente.
Jon Bilbao es un maestro en ofrecernos con garantías esa ficción que compensa lo simplón de la vida. Para ello tiene claro que cualquier ficción, cualquier fantasía debe estar por encima de la realidad. En ‘Matamonstruos’, y en las otras novelas de esta saga del viejo oeste, hace una demostración fascinante de ello. Y es que como señala el propio escritor ,la ficción nos ayuda si no a comprender el mundo, a estar en el mundo.
Bilbao es también -lo hace magistralmente en ‘Matamonstruos’- un maestro en la incorporación dosificada de elementos inquietantes a las historia que narra. Es una inquietud que se basa en no decirlo todo, en dejar a la imaginación del lector que vuele. Lo refuerza además con un lenguaje incisivo, de frases cortas, breves, que actúan como flechas punzantes, frases depuradas que llaman a la complicidad del lector a su implicación en la historia.
—Javier García Recio