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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Matamonstruos»: el cierre del peculiar y excéntrico universo narrativo de Jon Bilbao — El Cultural, El Español — 28 de septiembre de 2024

De nuevo incide el narrador Jon Bilbao (Ribadesella, 1972) en el peculiarísimo mundo narrativo que ha ido creando a lo largo de varios libros (BasiliscoLos extrañosAraña —todos ellos publicados por la misma editorial, Impedimenta—) en el que conviven un excéntrico personaje del far west, John Dunbar, apodado Basilisco, y un escritor asturiano llamado Jon, creador de dicho personaje.

Tanto ambos protagonistas como los sucesos fantasiosos y las anécdotas costumbristas que, respectivamente, protagonizan vuelven a cohabitar en Matamonstruos. Incluso se recogen peripecias ya referidas. Pero Matamonstruos no solo amplia la nómina de lances, sino que tiene alcance de síntesis.

El balance abarca el contenido imaginativo e incluye a la vez también el sentido global de todo el ciclo al plantear el porqué y el para qué de cualquier ficción. La ficción, según se discurre en un breve prefacio, tiene resultados hondos y duraderos; puede albergar efectos sanadores y servir de brújula a la aventura interior del lector.

Esta intervención metaliteraria indica que la escritura de Jon Bilbao no es inocente ni gratuita, que no escribe solo por darse el gustazo de contar (que también), sino que busca un cierto sentido trascendente a la literatura. Entiende que sirve, al menos, como conocimiento y como espejo y quizás resorte para afrontar la vida. Pero esta intencionalidad, inexcusable en cualquier texto que se precie de valor literario, no quita que Matamonstruos aporte sabroso contenido anecdótico.

Aparte el dicho prefacio y un posfacio especulativos que merecen gran atención, el libro contiene seis piezas narrativas (dos de ellas a su vez desdobladas). Sus espacios se reparten entre el oeste norteamericano y el pueblo natal del autor. Los tiempos se localizan en los amenes del siglo XIX y en la actualidad, aparte de dar cabida a épocas de cronología mágica. Los sucesos recogen la más varias experiencias imaginables hasta llegar a abarcar la totalidad de lo humano, lo común y los ritos, lo inventado o lo soñado.

Por América anda un humanizado Dunbar en confrontación o en tratos comerciales con dos tribus indias, a la búsqueda de un lugar donde establecerse, tranquilo tendero o implicado en violencias y situaciones de mucho peligro, en relación cálida o tensa con su mujer, aguijoneado por los celos, inquieto por la hija, descreído o sometido a embrujos y magia.

Cada una de estas situaciones da lugar a sendos originales relatos que oscilan de lo patético, lo terrible o lo misterioso a lo simpático y divertido. La acción externa predomina pero también hay lugar para el apunte psicológico. En Ribadesella, Jon, el escritor, focaliza escenas con su familia de corte realista y nimbadas de secretos.

Tan distintas tramas tienen subterráneos enlaces. Uno son las interferencias entre vida y literatura a cuenta de la condición ficcional de Dunbar, famoso personaje de novelas populares, y de sus vínculos con sus autores, no solo el Jon asturiano sino otros que se atribuyen su invención. El obvio y cervantino juego da lugar a un jugoso malabarismo metanarrativo.

El otro subtexto del libro se refiere a la cuestión de la identidad, la problemática vivencia de ser uno o varios (Dumbar/El Basilisco) y, en fin, de qué se es en realidad. También aquí lleva Jon Bilbao el asunto del doble (incluso del triple) al límite del virtuosismo. Una suma de melancolía y esperanza, con un Basilisco inesperadamente reconvertido en pura clase media, cierra el libro. El previsible cerrojazo de la serie supondría el fin de una fiesta de la invención y la narratividad al servicio de (hipotéticos) poderes de la ficción.

—Santos Sanz Villanueva