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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Theodoros», de Mircea Cărtărescu — La Central — 23 de septiembre de 2024

Son muchos los escritores, de Victor Hugo a Walter Benjamin, de Goethe a Paul Valéry, que, reflexionando en torno a la obra maestra en el arte, han concluido que ésta, cuando aparece, es tan novedosa y revolucionaria, tan singular y desafiante, que trasciende los géneros establecidos para crear uno nuevo.

La publicación de Theodoros es el acontecimiento del año para quienes quedamos fascinados por las anteriores novelas de Mircea Cartarescu, en especial las monumentales Solenoide y trilogía Cegador. Sin embargo, aunque reconoceremos fácilmente la prosa densa y alambicada del rumano, Theodoros se aleja de ellas en lo temático, que no en lo ambicioso.

La novela presenta, a priori, una trama sencilla: el relato de las aventuras del hijo de unos sirvientes que, gracias a su astucia y ambición, se convierte en un poderoso gobernante. Nada de lo que no se haya escrito ya un millar de veces. Pero Theodoros rompe, aniquila más bien, las costuras de la narrativa histórica, convertida en una novela de novelas que es también una narración filosófica que cabalga entre lo mítico y lo onírico, lo legendario y lo real, un relato que atraviesa las fronteras del tiempo, avanzando desde los albores de la civilización hasta el mismísimo día del Juicio Final.

Con su insólito dominio del lenguaje, su lucidez alucinatoria e imaginación desbordante, Cartarescu, uno de los más talentosos escritores vivos, moldea un artefacto literario abrumador, inclasificable, multirreferencial, regado de descripciones de una minuciosidad artesanal, donde romances y traiciones, batallas apocalípticas y ritos sagrados, fabulaciones y personajes reales encajan con la perfección de los miles de engranajes, palancas, correas y ruedas dentadas de una máquina de precisión. Una verdadera obra maestra, que, como dice el propio Cartarescu, no es solo una novela, es un mundo entero.

—Toni Velasco