Se edita en español ‘Avión de Papel. Poemas escogidos 1989-2014’, de uno de los poetas británicos contemporáneos más relevantes. Versos y poemas conversacionales que iluminan la cotidianidad y lugares inesperados, y denuncia de la situacion social, política y económica. Influido por el pop y postpunk retrata la belleza en la melancolía o la tristeza
En la pared dos fotografías de Sylvia Plath y Ted Hughes mientras de fondo suena Bob Dylan, Creadores que admira Simon Armitage (West Yorkshire, Inglaterra, 1963), sentado en un sofá de una librería, que vio que así como santa Teresa de Ávila descubrió que “entre pucheros anda Dios”, él encontró que su dios de la poesía dejaba rastros en lo más cotidiano, en la gris actualidad sociopolítica y económica, en lo conversacional y en la música. Es más, se hizo poeta por que no pudo ser cantante de rock. Simon Armitage hoy ostenta en Reino Unido el título de Poeta Laureado, la voz literaria de su país durante diez años.
El universo Armitage llega a España en la antología Avión de Papel. Poemas escogidos 1989-2014 (Impedimenta), con la traducción, prólogo y notas de Jordi Doce. El poeta pertenece, explica Doce, a la“tradición muy inglesa del poeta de circunstancias”. Su mirada sobre las tensiones y distorsiones de la realidad la hace en compañía de la ironía, el humor, la conversación, lo que da como resultado versos muy influidos por la música, sobre todo de bandas de los años setenta como The Fall, y luego de The Smiths, New Order y postpunk.
Una poesía en verso y prosa cuentística que recrea el devenir de la existencia con sus latidos de sueños, indignaciones, temores, críticas y desalientos. Sin olvidarse del humor que llega como luz en la tristeza y la melancolía, donde descubre belleza. Jordi Doce destaca en estas páginas “el difícil arte del monólogo dramático”.
El mundo que describe y canta lo conoce bien y está en contacto con este por sus orígenes proletarios, su trabajo como agente de libertad condicional, su colaboración con medios de comunicación y su trato con las nuevas generaciones como profesor de varias universidades, como la de Leeds donde es catedrático de Poesía.
Con el cabello lacio casi blanco, una chaqueta color azul casi negro, este poeta y novelista, dramaturgo, traductor, letrista y músico empieza a responder las preguntas de esta entrevista, en la librería Amapolas en octubre, de Madrid, cuando le pregunto por una noticia que sospecho le interesa mucho y su primera reacción es: “Empezamos fuerte”.
Winston Manrique Sabogal. Ahora que Oasis ha anunciado su vuelta The Smith, que es uno de sus grupos favoritos, ¿le gustaría que estuviera en la jugada, y regresaran?
Simon Armitage. Sí, yo soy de The Smiths. Lo que espero de este concierto del regreso de Oasis es que se peleen los dos, en los primeros minutos del concierto y no se vuelvan a hablar en 60 años. Los dos primeros discos de Oasis me gustaron mucho, pero después de eso parecen como su propia banda de tributo. Le tengo mucho cariño a Liam, es una de las mejores voces del rock and roll junto con el señor que está sonando de fondo que es Bob Dylan.
W. Manrique Sabogal. Usted empezó a trabajar como agente de libertad condicional, y a partir de los 30 años se dedicó expresamente a la poesía. ¿Cuál cree que fue el principal aporte a su obra, o los principales aportes, de aquella experiencia de labor social con los jóvenes y de ese mundo?
Simon Armitage. En ese momento no fui consciente, no lo pensaba de una forma clara, pero he visto que a lo largo de mi carrera he seguido trabajando con gente que vive en los márgenes. He realizado películas poéticas sobre veteranos de guerra con efectos traumáticos, con problemas de alcohol, de drogas; he escrito poemas y canciones para personas que están en la cárcel; he producido documentales sobre la experiencia en la cárcel; también he hecho una especie de radiodramas, es como una dramatización para la radio que se ha convertido en teatro, que se ha convertido en película, se titula Black Roses. The Killing of Sophie Lancaster, una chica gótica que mataron. Así es que sí veo ese valor de darle voz a la gente que no tiene voz. Eso es una constante en mi creación.
W. Manrique Sabogal. El diario británico The Guardian se refirió a su poesía como poemas con la crudeza de The Fall, la banda de música, y la calidad desenfadada de The Smith ¿está de acuerdo?
Simon Armitage. Sí, pero con un poco de Schubert.
W. Manrique Sabogal. ¿Cuál de esas bandas de música de su juventud, del punk, postpunk o el rock ha tenido una presencia más significativa en sus comienzos y si ahora es otra?
Simon Armitage. Siempre The Fall. Empecé a escucharlos en 1978. Hace dos años murió el vocalista, Mark Smith, y fue como el fin de una banda sonora en mi vida. Su manera de expresar la realidad del mundo es única. Si tuviera que elegir una banda ahora elegiría la banda en la que estoy ahora mismo que se llama LYR, hacen música desde hace ocho años. Han sacado tres discos, hacen giras, hacen trabajos por encargo. Hacen la música que siempre he querido comprar.
W. Manrique Sabogal. Las letras de esas bandas de música de los setenta y ochenta no eran muy optimistas, ¿verdad?, pero gustaban muchísimo. Sus poemas, en cambio, cuentan la cotidianidad dentro de la cultura popular, con ráfagas de belleza, ¿usted los ve más melancólicos o pesimistas, por lo menos en aquella primera etapa?
Simon Armitage. Estoy de acuerdo con lo de la melancolía bella o tristeza exquisita o cualquier término que combine dos conceptos contradictorios. Yo crecí en un momento bastante violento, en los setenta en Inglaterra. He vivido diferentes tipos de conflictos y siempre ha pensado que es importante hablar de ellos, pero también es necesario recurrir un poco a ese absurdo, a lo abstracto, para lidiar con el conflicto. Siendo del norte, la tristeza melancólica era la amiga con la que me iba de cañas y, en realidad, era muy divertido, me lo pasaba muy bien.
W. Manrique Sabogal. Hay tres aspectos de su poesía que me llaman la atención: la presencia de la luz, tanto física como la palabra luz con mucha simbología; el movimiento en esta poesía narrativa y eso me lleva a un tiempo no estancado en su universo poético, siempre hay algo hacia adelante.
Simon Armitage. Sí, es una poesía narrativa. He crecido con eso, siempre me han atraído las historias, las anécdotas. He crecido con cuentos, con chistes, con lo cual es natural que se vea reflejado. En lo que has dicho puede haber, tal vez, un aspecto fílmico en mis poemas que son muy visuales; las metáforas se basan mucho en lo visual. Respecto a la luz, nunca había pensado en esto, ni me lo había planteado, pero si ves esa idea es porque se puede asociar a la polilla que se ve atraída por la luz. Yo no soy un escritor cerebral. Soy un poeta que en sus poemas tiene cosas de verdad, hay objetos. Hay un dicho, bueno en realidad, me lo he inventado yo, que dice que si te atascas escribiendo un poema hay que dejar entrar al perro, es como dejar que un elemento real entre en el poema y permitir que eso sea algo reconocible, algo tangible que te lleve a la siguiente parte. Es un recurso que uso casi línea a línea. Déjate de existencialismo y deja que entre el perro.
W. Manrique Sabogal. ¿En sus inicios fue consciente, en algún momento, de querer dar testimonio de esa cotidianidad y sus contradicciones? ¿La belleza dentro de lo triste o del dolor, la luminosidad dentro de zonas oscuras de violencia? O ¿fue algo instintivo?
Simon Armitage. No fue nada pensado. Escribía por instinto. Lo que hago ahora es una reflexión a posteriori, es lo que llevo desarrollando todo este tiempo: pensar en mi propia obra. En aquel momento hacía lo único que podía hacer. No sé de dónde me viene esa forma de enfocar la poesía, probablemente una combinación de referencias culturales.
W. Manrique Sabogal. Hay un verso que, creo, condensa quizás parte de lo que dice: “Yo soy mi propio Dios, ¿y por qué no?” Eso, quizás, condensa justo lo que hemos estado hablando.
Simon Armitage. La última frase del poema, “Por algún lado tenía que salir”, casi la utilizo como el título del libro. Porque refleja un poco la manera como estaba escribiendo en ese momento que tenía que salir.
W. Manrique Sabogal. El humor, el movimiento, la luz aparecen en sus textos, pero también logra introducir palabras y situaciones simpáticas, empáticas, para desdramatizar. Muestra belleza donde menos lo esperamos y pueda ocurrirnos. ¿El humor de dónde le viene? ¿Qué tanta importancia le da al humor en su poesía con esa mirada retrospectiva?
Simon Armitage. Creo que soy gracioso por naturaleza, es una forma de autenticidad. Yo escribo, en gran medida, como hablo. En mi poesía siempre hay ese elemento de mi propia conversación, en los versos empleo estrategias que emplearía en conversaciones. En ese sentido, el humor, por una parte, me sirve para establecer un vínculo con el lector y, por otra, tiene un componente importante de defensa propia. Siempre es humor negro, hay ironía y sarcasmo. Alguien dijo que cuanto más gracioso es un poema, más serio es en realidad.
W. Manrique Sabogal. El poema que cierra el libro, Avión de papel, es sobre alguien que va leyendo un libro en blanco. Eso me recordó al poeta argentino Hugo Mujica porque ha dicho que su poema ideal es aquel que no se pudiera oír y que cada vez que se pone a escribir busca ese objetivo. Vi esa conexión entre dos poetas, uno más existencialista, como Mujica, y otro más de la vida misma, como usted.
Simon Armitage. Son formas diferentes de decir lo mismo. Puede ser que estuviera hablando del poema en honor del silencio. Es ese espacio vacío que rodea el poema y que hace necesaria la expresión poética. Es como una sensación de culpa por atreverme a dejar una marca en un trozo de papel en blanco. No estoy seguro quién dijo que es muy difícil mirar un papel en blanco y pensar que puedes mejorarlo.
W. Manrique Sabogal. Y cerramos su libro con una sonrisa y pensando en lo que acaba de decirnos. Solo una anécdota, ¿qué significado tienen las dos alianzas que tiene en los anulares de cada mano?
Simon Armitage. Un regalo de mi traductor italiano. Pero, según como me sienta, podría decir que es un reflejo de la dualidad del hombre, pero estaría mintiendo. ¿Has escuchado el último álbum de Blur? Te lo recomiendo mucho.
—Winston Manrique Sabogal