El rumano Cărtărescu juega en otra liga, y confiamos en en que le den el Nobel en vida. Se dio a conocer en nuestro país con la monumental y bizarra «Solenoide», y nos dejó boquiabiertos. Una década después vuelve con una novela de tintes épicos y ambiciones napoleónicas. Una prosa torrencial que va de lo realista hasta lo fantasmagórico titulada.
—La Razón